Fuentes parlamentarias conservadoras aseguraron esta tarde a Servimedia que han recibido con alivio las manifestaciones que Fraga hizo hoy en la capital de España para exlicar que el proyecto de ley de reforma del reglamento de la Asamblea gallega es sólo una propuesta y que quiere sacarla adelante con el consenso de todos los grupos.

Esas afirmaciones de Fraga se producían después de mantener una conversación telefónica con José María Aznar y con Rodrigo Rato, para intercambiar impresiones sobre el polémico proyecto de ley y sobre el escándalo que propició su toma en consideración ayer por el Parlamento de Galicia.

Las fuentes consultadas por esta agencia asegurron que lo único que quiere el presidente Manuel Fraga es "cerrar los debates", pero nunca limitar los derechos de las minorías, "como quieren hacer ver los otros partidos, interesadamente".

No obstante, las mismas fuentes reconocieron que, a efectos de opinión pública, el presidente fundador lo ha planteado mal y, sobre todo, ha dejado al descubierto una clara descoordinación con la dirección nacional del PP.

Varios miembros de la cúpula conservadora no ocultaban esta mañana que la decisión de Faga les coge a contrapié, en un momento en que ellos están denunciando justamente esa misma actitud en el Gobierno de Felipe González para lograr que el futuro Reglamento del Congreso, en fase de negociación, obligue a un mayor control del Ejecutivo.RATO: "SE LO MOLESTO QUE ES"

En esa línea se enmarca la primera reacción oficial del PP tras los sucesos de ayer en el Parlamento gallego, producida a mediodía en el Congreso de los Diputados por el portavoz del Grupo Popular, Rodrigo Rato (Aznar fue oerado hoy de hernia inguinal y está internado en el clínica Rúber).

Rato intentó en todo momento minimizar la polémica y dijo que Fraga pretende instaurar en la Cámara gallega el mismo modelo de actuación que hay en el Congreso de los Diputados y en todas las Cámaras del país.

Cuando los periodistas le recordaron que el PP nacional está, en los últimos meses, poniendo el grito en el cielo por las escasas presencias de Felipe González en el Congreso y, en general, porque no quiere que el futuro relamento de la Cámara Baja beneficie al Ejecutivo, Rato reconoció que eso es cierto.

"Yo, como miembro de la oposición, sé lo molesto que es que el Gobierno tenga la última palabra, pero también creo que la dinámica democrática tiene unas reglas razonables sobre mayorías y minorías", dijo el portavoz del Grupo Popular.