Vicente Prada abandonó el acuartlamiento el pasado 18 de julio, según su versión, porque no podía aguantar más su situación. Al haber huido de la Legión, cuando estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio, el joven ha sido declarado prófugo.

La Oficina del Defensor del Soldado (ODS), que se ha hecho cargo del caso, señaló que el recluta sufrió malos tratos y castigos injustificados por parte de oficiales, suboficiales, clases de tropa y "veteranos".

Según la ODS, el joven fue obligado a realizar un ejercicio gimnástico degran dificultad y, al no poder hacerlo, le agredieron golpeándole en la cabeza, los brazos, el estómago, la cara y, además, le ordenaron que se arrastrase por el suelo mientras le pisaban la cabeza.

GOLPES EN LA CABEZA

En otras ocasiones, afirmaron representantes de la oficina, al equivocarse en algunos movimientos cuando hacía la instrucción, le golpearon con la culata del subfusil "cetme" en el pecho, con tal violencia, que llegó a perder el conocimiento.

Además, explicó, que cuando iba al boiquín de la unidad para ser reconocido de sus heridas no se le prestaba ningún tipo de asistencia médica. Como resultado de estos malos tratos, Vicente Prada tiene en varias partes de su cuerpo heridas de consideración.

La tarde del pasado 18 de julio, el soldado abandonó su unidad al no poder aguantar más las amenazadas y otras agresiones psíquicas y físicas de las que era objeto.

ABUSOS

La ODS ha puesto a disposición del soldado un abogado, que ya ha presentado una denuncia contra los principles autores de estos malos tratos. Pese a ello, la Justicia militar obliga a Vicente Prada a incorporarse de nuevo a su destino, ya que su castigo será menor si vuelve en un plazo inferior a los quince días.

El caso de este joven, que ha necesitado ayuda psicológica, demuestra, en opinión de la Oficina del Defensor del Soldado, que la Legión capta a los reclutas sin facilitarles la suficiente información sobre lo qué harán en sus unidades.

A su juicio, esto provoca que los soldados sean objeto detodo tipo de abusos, que estén en una situación de indefesión que les obliga a desertar y a sufrir problemas muy graves de carácter físico y psicológico.

En los últimos dos años, la ODS ha recibido 1.461 casos de este tipo, lo que supone un 6,2 por ciento del total de los que atendió, aunque reconoce que la mayoría no son denunciados públicamente por las amenazas que padecen los reclutas.