Los detenidos, a los que se les imputan delitos de homicidio en grado de tentativa, amenazas de muerte, coacciones, asociación ilícita, malos tratos a menores, encubrimiento y extorsión, amenazaban e incluso apuñalaban a sus víctimas para evitar que les identificasen.

Entre las actividades llevadas a cabo por este grupo, la mayoría de cuyos miembros son de procedencia latinoamericana, figuraban la organización de peleas con otros grupos rivales para dominar el territorio y robos en institutos y parques públicos.

La Guardia Civil sospecha que dos de los detenidos podrían ser los presuntos autores de los apuñalamientos de dos personas, cometidos en agosto y septiembre.

Además de las detenciones, la Guardia Civil practicó ocho registros domiciliarios, en los que se requisaron armas blancas, material informático, una balanza de precisión, pequeñas cantidades de droga y documentación interna del grupo "Latin kings", con datos sobre su fundación, organización y funcionamiento.

El grupo se organizaba de forma piramidal y estaba perfectamente jerarquizado. Se regía por un reglamento interno común a todos los "latin kings" del mundo, con unas normas de carácter sectario que incluían la obligación de hacer aportaciones económicas y la aplicación de castigos físicos a quienes no cumpliesen dichas normas.