De acuerdo con las mencionads fuentes, los padres de la víctima no se percataron de lo que estaba ocurriedo con su hija, que tapoco se atrevió a contar lo sucedido por las amenazas de que había sido objeto por el presunto autor de los hechos.

La primera agresión ocurrió el pasado 6 de enero, cuando la muchacha salió de una discoteca de Alcalá de Henares para regresar a su domicilio. El supuesto violador la obligó a trasladarse a la pensión donde residía y, tras abofetearla, consumó el delito.

A partir de entonces, según la versión policial, Agapito Fernández narró en su entorno laboral ciertos detalles de la forzada relaión con la minusválida, comentarios que fueron conocidos por ésta con el paso de los días.

El pasado jueves, 7 de febrero, la víctima se cruzó en la calle con el agresor y le recriminó su actitud, mientras que el individuo decidió invitarla a tomar unas copas para tratar de justificar su acción. Posteriormente, obligó a la joven a trasladarse de nuevo a la pensión, donde volvió a consumar otra agresión sexual.

La perjudicada acudió a la comisaría local para denunciar lo sucedido, aunque el responable del servicio notó algo extraño en la narración de la denunciante, por lo que decidió ponerse en contacto con los padres.

Poco después el cabeza de familia presentó una certificación médica en la que constaba la evaluación psicofísica de la joven, considerada como minusválida.

La víctima facilitó a los funcionarios encargados del caso la descripción del sujeto. Se trataba de un individuo que respondía al nombre de Víctor, de unos 25 años, rubio, de complexión delgada, baja estatura y vestido on un pantalón vaquero y una cazadora de cuero.

Las investigaciones dieron como resultado la identificación, el pasado viernes, de un empleado que trabajaba en la misma calle de Alcalá de Henares donde residía la víctima.

La policía averiguó que el individuo era en realidad Agapito Fernández Barba, que no tiene antecedentes, y que fue reconocido por la víctima.