Para los arquitectos, en el estado que ha quedado el rascacielos procede acometer una "demolición gradual, poco a poco, empezando desde arriba y asegurando antes zonas que puedan caerse".

"Es una operación muy delicada", insistió Ynzenga, dado que "trabajar con estructuras debilitadas requiere una supervisión y un mimo extremos, dado que no se sabe el comportamiento de los materiales".

Sobre el coste, aseguró que este tipo de operaciones suponen aproximadamente unos 600 euros por metro cuadrado demolido que, para los 36.000 metros cuadrados del "Windsor" supondría unos 22 millones de euros (algo más de 3.500 millones de las antiguas pesetas).

COINCIDENCIAS

Por otra parte, el vicedecano de los arquitectos de Madrid alertó de que los "grandes incendios" que se han declarado en los últimos años siempre han tenido una coincidencia, y es que han afectado a edificios en obras de mejora y rehabilitación.

Recordó casos como el fuego que asoló el Palacio de los Deportes de Madrid o el Liceo de Barcelona que, al igual que el "Windsor", estaban en obras.

Finalmente, defendió que la normativa sobre incendios es "muy exigente" y tiene muchas secuencias que tienen que cumplirse y funcionar a la perfección. "Parece claro que, en este caso, no funcionaron las primeras fases y cuando se alertó a los bomberos ya había mucho fuego que dificultó su extinción", concluyó.