Divorcios
Desgaste, desenamoramiento, infidelidades e influencia de la familia política, principales motivos de divorcio en España
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El desgaste provocado por la crianza de los hijos y el trabajo, el desenamoramiento, las infidelidades, la influencia de la familia política o las dificultades económicas son algunas de las causas más aducidas por los españoles a la hora de justificar el divorcio de sus parejas.
Así consta en el IV Observatorio del Derecho de la Familia de la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa), una encuesta remitida a sus 3.000 asociados entre los pasados meses de noviembre y diciembre, cuyos resultados se publicaron este jueves.
Como primer motivo, los abogados especializados en Derecho de Familia citan “el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo”.
Álvaro Iraizoz Reclusa, vocal de la Aeafa, destacó que “este estrés puede provocar múltiples discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja”.
En ese sentido, “la excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la frecuente sobrecarga de uno de los miembros de la pareja en las labores de la crianza y las propias del mantenimiento del hogar, entre otros aspectos, propician la ruptura”.
De este modo, las estadísticas ponen de manifiesto que el grupo de edad que concentra más divorcios comprende edades entre los 40 y 50 años, “aquellos que a menudo se encuentran inmersos en plena crianza”.
El segundo motivo de separación que los abogados especializados en Derecho de Familia es el desenamoramiento, que a veces coincide con el inicio de una relación con una tercera persona, siendo el tercero de los motivos las infidelidades.
Otras razones que desembocan en divorcio son las dificultades económicas, las discrepancias que surgen a raíz de la crianza y la educación de los hijos, la excesiva presencia de las respectivas familias políticas, la irritabilidad o mal carácter, la incompatibilidad de carácter, las adicciones, la violencia machista, la dificultad para gestionar las emociones que genera la aparición de enfermedades o el agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia y cuando uno de los miembros de las parejas confiesa su verdadera orientación sexual.
Ante esta situación Álvaro Iraizoz comentó que “si la ruptura es irreversible, hay que recordar que el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”.
Por ello, la Aeafa recomienda, a la hora de abordar un divorcio, mantener al margen del proceso a los hijos, no delegar en éstos la toma de decisiones esenciales, racionalizar la situación, alcanzar una entente de mutuo acuerdo con la otra parte, obviar aquellas cuestiones que son motivo de desacuerdo, agilizar el trámite, evitar comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos, alcanzar un buen convenio regulador, vender el patrimonio común y contratar a un abogado especializado en Derecho de Familia con habilidades multidisciplinares.
(SERVIMEDIA)
20 Ene 2022
MST/gja