De acuerdo con las mismas fuentes, hasta primeros de agosto los restaurantes no han comenzado a llenar sus mesas, mientas que los hoteles no han conseguido todavía colgar el cartel de "completo" y en algunos de ellos, especialmente los de mayor categoría, la tasa de ocupación no superará este verano el 50 por ciento.

A juicio de las mismas fuentes, esa bajada en la tasa de ocupación es consecuencia del fuerte descenso de las reservas experimentado en julio y en agosto, que no alcanzan las previsiones de los responsables de los establecimientos hoteleros.

Junto al esquí y al turismo verde, el comercio es la column vertebral de la actividad del principado, que acoje cada año a unos 12 millones de turistas, de los que, sin embargo, sólo 4 millones duermen en Andorra y la mayoría sólo una noche.

El 68 por ciento de sus clientes son españoles y el 25 por ciento franceses, con lo que el turismo andorrano está sufriendo de lleno el golpe de la recesión económica que vive Francia y de las devaluaciones sucesivas de la peseta, que hacen disminuir las compras de estos visitantes.

Ante esta situación, el Gobierno d Andorra, principado que cuenta con 30.000 camas repartidas en más de 350 establecimientos, estudia diversificar las actividades que ofrece a los turistas, evitando así centrar su economía turística esencialmente en el comercio.