A principios del mes de agosto de 2007, la Brigada Provincial de Extranjería inició una investigación sobre un supuesto grupo criminal organizado, que se dedicaba a introducir en España, bien como destino final, bien como país en tránsito, a inmigrantes irregulares de nacionalidad china, país del que también procedían los integrantes de la red.

Fueron necesarias intensas gestiones para determinar la identidad de éstos y sus colaboradores, así como la forma de actuación de los sospechosos y su infraestructura. La organización estaba dirigida por personas asentadas en China, que se encargaban de reclutar allí a otras que quisieran viajar de forma clandestina a destinos europeos.

La mayoría eran originarios de Fujian, como los organizadores, que contaban con una red de colaboradores en Francia, Italia, Austria, Alemania, Grecia, República Checa, Holanda, Egipto, Irlanda, Inglaterra y España, donde actuaba como "cabeza de serpiente" el principal imputado: Yang F.

Esta denominación corresponde a las personas que en los distintos países cuentan con la infraestructura necesaria para hacerse cargo de los inmigrantes irregulares a su llegada y les proporcionan alojamiento en el tiempo que llevan a cabo trámites necesarios, como conseguirles pasaporte falsificado, enseñarles los rudimentos del idioma del país para que puedan desplazarse a él, comprar los billetes, etc.

Una vez identificados los "cabezas de serpiente" y sus colaboradores, y conocida la situación de los "pisos patera" que utilizaba la organización en Madrid, los policías iniciaron las detenciones. Los agentes arrestaron también a 22 inmigrantes clandestinos, a los que se ha iniciado expediente de expulsión.

A continuación, solicitaron mandamiento de entrada y registro para los domicilios, la mayoría situados en el distrito de Usera, donde estaba el centro de operaciones de la organización y que cuenta con gran presencia de ciudadanos chinos. Los pisos se encontraban en pésimas condiciones de salubridad e higiene y en ellos convivían los inmigrantes en condiciones infrahumanas de hacinamiento y suciedad.

En los registros se han intervenido, entre otros efectos, ordenadores portátiles, pasaportes falsificados de China, Corea y Japón, instrucciones y pautas para el paso clandestino de un país a otro, lámparas de luz ultravioleta para verificar las falsificaciones y teléfonos móviles. Excepto uno de ellos, los demás "cabezas de serpiente" han ingresado en prisión por orden judicial.