El camión, con un peso máximo autorizado de 11.500 kilogramos, transportaba 4.027 litros de gasóleo A a media carga, circunstancia de gran peligrosidad por el movimiento del líquido transportado, que acentúa la inestabilidad del vehículo, según recogió el atestado de la Guardia Civil tras el accidente.

Adolfo García Antón recbió el permiso C-2, que facultad a conducir este tipo de camiones, ocho días antes de sufrir al accidente mortal, sin que hubiera conducido los 3.000 kilómetros necesarios para acreditar la experiencia mínima para conducir estos vehículos especiales.

La ODS asegura asimismo que el coche guía que debía acompañar al cisterna estaba tan lejos que sus ocupantes no pudieron ver el accidente, según presenció un testigo ocular, y que el camión tenía 10 años de servicio, con matriculación del 14 de marzo de 183.

FLOTA OBSOLETA

La oficina destacó que muchos accidentes de vehículos militares recogidos en su informe anual y basados en datos del propio Ministerio de Defensa se deben al mal estado de los camiones.

El 52 por ciento del parque de vehículos tácticos del Ejército de Tierra no superaría la ITV, según el ministerio, ya que su vida rebasa los 16 años. De los 23.000 vehículos tácticos, unos 1.200 tendrían más de 27 años de vida, unos 13.000 superarían los 18 años en servicio y más de 5.000 rebaarían los 10 años, afirma la ODS.

Aunque el camión de conducía el soldado García Antón sólo tenía 10 años de servicio, carecía de tacómetro en el sistema de frenada, lo que pudo contribuir al accidente.

Los padres de Adolfo García, que había comenzado la "mili" el 24 de agosto de 1992, presentaron el pasado 21 de marzo una solicitud de pruebas en el Juzgado de Instrucción número 3 de Guadalajara, pidiendo la inmovilización del vehículo hasta la depuración de responsabilidades.

La ODS insisti en que existen indicios, según el escrito presentado en dicho juzgado, que hacen suponer que existía, además de los fallos apuntados, un excesivo desgaste de los neumáticos del camión cisterna.