Nombela manifestó, en un encuentro con los medios de comunicación organizado por el CSIC y la Asociaión de Periodistas de Información Ambiental (APIA), que "la modificación genética de vegetales que sirven para la alimentación no es algo nuevo".

El máximo responsable del CSIC explicó que la introducción de genes en plantas no tiene por qué tener repercusiones negativas sobre la salud o el medio ambiente, si se adoptan las debidas precauciones.

Por este motivo, dijo que corresponde a la ciencia y a la tecnología evaluar estos riesgos mediante ensayos en laboratorio y sobre el terreno, para conocr los posibles impactos de la modificación genética.

A juicio del presidente del CSIC, no se debe renunciar a las posibilidades que ofrece la alteración genética para mejorar "la alimentación del Tercer Mundo, y también del primero".

Nombela señaló que la modificación genética tiene efectos positivos, como aumentar el contenido de proteínas de un determinado alimento.

Respecto a las repercusiones negativas que los opositores a los transgénicos denuncian, como la acumulación de sustancias tóxcas al hacerse más resistentes a los pesticidas o la introducción de genes que inmunizan a los antibióticos, manifestó que las investigaciones científicas serán capaces de "acabar con estas dudas".