La boda de la infanta Elena con Jaime de Marichalar, celebrada el pasado 18 de marzo, fue la noticia del año para la prensa de corazón y también para gran parte del pueblo español, que durante unos días olvidó la crisis económica y política que vivía el país para hacer realidad un bonito "cuento de hadas".

La historia de amor entre la inanta y el economista, desvelada por el semanario "Diez Minutos" en enero de 1994, tuvo su culminación el día 18 de marzo a las 13,09 horas en la Catedral de Sevilla, cuando Elena de Borbón y Jaime de Marichalar se convirtieron en marido y mujer.

La boda transcurrió de acuerdo con todas las previsiones, sin que se produjese ningún contratiempo, a pesar de la cantidad de personalidades asistentes y del gran número de ciudadanos que se agolpaban en las calles de Sevilla.

A la ceremonia, primera bodareal en España tras la de la infanta Isabel Alfonsa de Borbón y el conde Zamoyski en 1929, asistieron miembros de la realeza de todo el mundo. Sevilla se convirtió por unos días en "la mayor concentración de sangre azul por metro cuadrado de la historia".

Concluida la ceremonia, los novios se trasladaron a la Basílica de El Salvador, donde ofrecieron el ramo nupcial ante la tumba de los bisabuelos de la infanta. La pareja estuvo acompañada por miles de personas de todos los puntos de España, que había tomado Sevilla para felicitarles como si de sus propios hijos se tratase, mientras los vendedores ambulantes hacían su agosto despachando gorras y banderas de España y Andalucía, en la que figuraban los rostros de los novios y el lema "Boda Real".

La boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, considerado un matrimonio morganático, al no ser él de sangre real, suscitó una polémica entre los monárquicos españoles que se declararon a favor o en contra de que se mantengan los principios de la estrucura de sucesión tradicional.

De un lado se situaron los que consideraron que debía prevalecer el criterio que exige que los aspirantes al trono sean hijos de padre y madre de sangre azul, y de otro los que respaldaron al Rey al considerar que lo hijos de la infanta no deben perder sus derechos por el hecho de que ella se case con quien quiera.

El rey don Juan Carlos solventó "de hecho" el posible obstáculo que reprensentaría la Pragmática Sanción para la boda de su hija. De acuerdo con esa ley, qe ha coexistido durante 150 años con las constituciones que se han promulgado en España, durante un tiempo se pensó que las infantas deberían esperar a que su hermano se casase y garantizase la sucesión monárquica antes de contraer matrimonio, especialmente si elegían desposarse con alguien de sangre no real.

Sin embargo, el matrimonio morganático de Elena no la excluirá de la línea sucesoria, ya que, al expresar el Rey oficialmente su "satisfacción" por el matrimonio y no mencionar explícitamente quela infanta perdía derecho alguno, se da por entendido que los mantiene.

La boda provocó convocatorias de todo tipo de concursos en Sevilla y en el resto del país. Asimismo, se compusieron canciones y se escribieron libros, cuyos protagonistas fueron la infanta Elena y Jaime de Marichalar.

Centenares de regalos de boda llegaron al Palacio de la Zarzuela. Entre los regalos predominaron los artículos de carácter doméstico, además de diferentes paños, mantelerías, servicios de café y té y pañuelos teidos y bordados a mano, que fueron enviados por ciudananos anónimos y por los propios invitados. La Grandeza de España aportó la "generosa" cantidad de 10.000 pesetas por persona para comprar un regalo de bodas para la infanta y su marido.

La atención suscitada por el enlace matrimonial de la primogéntica de los Reyes de España, que generó apartados especiales habituales en los telediarios y "magazines" radiofónicos, obligó a realizar un gran despliegue a las revistas del corazón, que triplicaron su trada por primera vez en la historia.

Los semanarios ofrecieron dos días después de la boda una información abundante sobre la ceremonia -que fue vista por televisión por más de 11 millones de personas-, los 1.300 invitados, la infraestructura y las anécdotas.

Los novios pasaron la noche de bodas en los Reales Alcázares y al día siguiente emprendieron su viaje de novios. A su vuelta se instalaron en París, donde residen en la actualidad, aunque todo parece indicar que muy pronto se instalarán en Mdrid, donde don Juan Carlos les ha comprado un piso.

LOS SUPUESTOS NOVIAGOS DEL PRINCIPE

Durante este año también fue protagonista de la prensa rosa el príncipe Felipe de Borbón, que concluyó sus estudios en la universidad norteamericana de Georgetown y volvió a España para incorporarse a sus labores de Estado.

El primer nombre que apareció en prensa fue el de la princesa Tatiana de Liechtenstein, hija del príncipe Hans Adam II y la princesa María Kinsky, de 22 años, y que reside en España desd 1993, donde estudia segundo curso de Ciencias Empresariales y perfecciona el español, lengua que domina, al igual que el alemán, el inglés y el francés.

Tras aparecer la noticia sobre el posible noviazgo del príncipe Felipe y Tatiana de Liechtenstein, tanto los Reyes de España como los príncipes Hans Adam y María Kinsky, padres de Tatiana, desmintieron la noticia.

Gigi Howard, considerada como la mejor amiga del príncipe Felipe, fue otro de los nombres que acapararon la atención de los lectores e la prensa del corazón. Gigi Howard y Felipe de Borbón se conocieron hace algo más de un año, con motivo de un viaje del heredero de la Corona española a Nueva York para inaugurar una exposición del pintor español Antoni Tàpies en el Museo Guggenheim. Gigi fue presentada al Príncipe por la esposa de Pablo de Grecia.

Sea quien sea la joven elegida por Felipe de Borbón, el pueblo llano quiere que el Príncipe se case por amor.