Según los convocantes, los contenidos televisivos se han ido degradando considerablemente en los últimos tiempos, lo que representa un perjuicio, en particular, para las nuevas generaciones, que se desarrollan en contacto con este medio.

A través de esta campaña se pretende exigir la creación de una autoridad nacional audiovisual en España con poder sancionador, así como una televisión pública de calidad que esté al servicio de los ciudadanos y sea independiente de todo poder político.

Asimismo, se exige el respeto a los horarios de protección del menor, algo que el código de autorregulación firmado por las televisiones y el Gobierno no ha establecido totalmente. A juicio de la federación, aunque se cierto que el código ha rebajado la escabrosidad en la programación, no ha aumentado la calidad.

La campaña hace también hincapié en el "desprecio total" a los cinéfilos, que se traduce en la falta de películas en versión original y el exceso de publicidad.

Los promotores han querido dejar claro que esta iniciativa no pretende ir en contra de la televisión, sino demandar una mayor calidad de la programación, buen gusto y respeto al telespectador.