La Asamblea General, reunida en Madrid, acordó denunciar la que considera como equívoca interpretación del Real Decreto 147/1993 que entró en vigor a primeros de julio, y que anula y sustituye los vigentes reglamentos sobre productos cárnicos.

La nueva legislación, trasposición de varias directivas de la CE, sustituye, a juicio del Consejo General de Veterinarios, a los documentos de salda (certificados de inspección sanitaria) que llevaban los productos cárnicos, por un documento comercial (albarán o factura) visado por el veterinario oficial, con sello, firma y número de identificación.

La Organización Colegial Veterinaria pide que el visado sea una identificación profesional para el control deontológico.

En los países miembros de la CE, la documentación está formulada de tal manera que no existe tergiversación posible. No vale, según el Consejo de Veterinarios, un sello veternario impreso o puesto a mano como se está empezando a imprimir en algunas comunidades autónomas españolas, ya que los sellos impresos sobre la carne fresca se borran con facilidad.

Según la Asamblea General de Presidentes de Colegios Veterinarios, la certificación veterinaria es "inexcusable y única garantía sanitaria que tiene el consumidor".

La falta del visado "real" del veterinario, que se responsabiliza sanitariamente de esa producción, podría dar lugar a matanzas clandestinas.

El consjo acordó también establecer un sistema de apoyo y promoción a los veterinarios jóvenes, ya que, según los presidentes reunidos, "el campo se está quedando sin profesionales cualificados".

La Asamblea de presidentes veterinarios pide que la Ley de Colegios Profesionales permita practicar a las organizaciones colegiales una verdadera democracia en todos sus niveles, provincial, regional y nacional.