En septiembre de 2003, la Generalitat adquirió el claustroque hasta el día de hoy se encontraba en manos privadas, en la finca "El Canto del Pico" de Torrelodones, que fuera residencia de descanso del dictador Francisco Franco.

Tras varios años de negociaciones con los propietarios y la Comunidad de Madrid, que comenzaron cuando Camps ocupaba entonces el cargo del conseller de Cultura, la Generalitat llegó finalmente a un acuerdo por el que asumía la adjudicación del monumento.

El pasado mes de junio de 2005, Camps y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, en un encuentro en la capital española, acordaron pedir al Ministerio de Cultura su autorización para el traslado del Claustro a la Valldigna, de acuerdo con la ley de Patrimonio Nacional.

EL ABAD QUE LLEGÓ A PAPA

El Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, fundado en 1298 por Jaume II el Just, se encuentra situado en la localidad valenciana de Simat de Valldigna, en la comarca de la Safor.

Desde su fundación y hasta la exclaustración de los monjes cistercienses a raíz de la desamortización de Mendizábal fue un centro de poder e irradiación de cultura en la Comunidad Valenciana, y entre sus abades destaca Roderic de Borja, que se convirtió en el Papa Alejandro VI.

El Claustro está formado por un conjunto de arcos góticos que se situaban en la primera planta del Palau de l'Abat, que fue construido a iniciativa del abad Arnau de Saranyó, entre los siglos XIV y XVI, dentro del conjunto monacal al este de la Iglesia. Esta construcción estaba destinada a residencia del Abad y a recibir a visitantes ilustres.

Entre 1920 y 1926, el claustro fue desmontado y trasladado a la residencia que construyó el conde de las Almenas en Torrelodones a principios de siglo, en la que también integró otros bienes procedentes de monumentos históricos de todo el territorio español.

De esta forma, el Claustro pasó a formar parte del conjunto residencial de José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, conocida con el nombre de "El Canto del Pico". Dicho edificio fue regalado por el conde a Franco, quien lo utilizó frecuentemente como finca de descanso, ya que se encontraba en las cercanías de Madrid y muy bien comunicado con el Palacio del Pardo.

Tras la muerte del dictador, la finca del "Canto del Pico" sufrió diferentes avatares, entre ellos, varias ventas y compraventas, quedando en situación de abandono, lo que ha contribuido a la degradación de sus elementos constructivos, entre los que se encuentra el claustro.