"La democracia tiene dos momentos, uno en que todos somos soberanos para tomar la decisión, y otro en el que todos somos súbditos" de lo decidido, argumentó Fidalgo para justificar el modo autoritario en que, según sus opositores, ha liderado la organización.

Lo cierto es que Fidalgo salió elegido en el año 2000 con el apoyo del 73% de los deleados, mientras que ahora tiene el respaldo del 60% del sindicato, tras su decisión, en febrero de 2002, de cesar a Rodolfo Benito, entonces secretario de Organización y Comunicación y hoy líder de la corriente Alternativa Confederal, opositora a Fidalgo.

En la votación de su informe general, en la que participaron 977 delegados (de los 1.001 acreditados), Fidalgo recibió 600 apoyos (61,42%), frente a 364 votos en contra (37,25%) y 13 abstenciones (1,33%).

Durante su intervención ante el plenario el VIII Congreso de CCOO para defenderse de las críticas realizadas al informe de gestión, el líder del sindicato señaló que "el pluralismo no hay que reivindicarlo, hay que utilizarlo" y "no siempre puede ser recogido en un consenso" que puede "retrasar la acción" en espera de que esa pluralidad "se ponga de acuerdo".

Un sindicato "se administra con las reglas con las que nos hemos dotado", dejando entrever que el contar con una mayoría suficiente le habilita para tomar las decisiones.

Fidalgo djo que las diferencias no son un problema, ya que suponen un "pluralismo sano", pero sí las "diferenciaciones buscadas". Añadió que "tenemos una dificultad, que parece que no pisamos la misma realidad. No se puede discutir desde la negación de las evidencias".

DATOS INCONTROVERTIBLES

El secretario general de CCOO afirmó que hay datos de su gestión de los últimos cuatro años que son "incontrovertibles", caso del aumento de afiliación del sindicato o del número de delegados sindicales. "Dentro de cuato años volveremos con mejores resultados, y ¿habrá lío?, pues ojalá todos los líos sean estos y no caídas de la afiliación o de la representatividad".

A juicio de Fidalgo es "incontrovertible" el resultado de los acuerdos firmados por CCOO, refiriéndose a los incrementos de la pensión media o de las pensiones mínimas tras el pacto firmado por el Gobierno en 2001, o la contribución de los acuerdos de negociación colectiva con la patronal para que los salarios crecieran por encima de la inflación y se etendieran cláusulas de garantía salarial y de igualdad entre hombres y mujeres.

"El votar el informe general no es rendirme pleitesía, es reconocer vuestro trabajo, más importante que el mío, es reconocer la realidad, que es lo primero que hay que hacer para poder cambiarla", dijo Fidalgo a los delegados. "El mundo se construye ladrillo a ladrillo, no fosa a fosa", advirtió en velada acusación a quienes, en su opinión, ponen palos en las ruedas del avance de CCOO.

INFORME AUTOCRÍTICO

Fidalgo deendió el "orgullo" que ha presidido la gestión del sindicato en los últimos cuatro años, ya que es lo que ha permitido que se alcanzaran resultados. Admitió, además, que el informe presentado es "autocrítico", y para solventar esas lagunas que quedan pendientes se pone sobre la mesa un programa de acción con los objetivos a lograr el próximo cuatrienio. "No es un informe laudatorio ni en el que no estén reflejadas las carencias", añadió.

"Puede ser criticable por insuficiente, pero no se puede hablar e debilidad o inconformismo", recalcó Fidalgo, quien justificó su rechazo a convocar una huelga general contra la reforma laboral de 2001 o contra la intervención militar en Iraq el pasado año. "Se va a la huelga general cuando se cree que es el mejor instrumento, no cuando se la piden (a CCOO) ni sus mejores amigos", dijo en referencia a UGT, partidaria en ambas ocasiones de ir al paro general.

"No queremos mellar el instrumento de la HG", dijo el líder de CCOO, quien defendió que su sindicato ha estdo "a la cabeza de todas las movilizaciones del país. Hemos contribuido al deterioro de la imagen de nuestro Gobierno", remachó.