De esta manera, la Xunta contesta declaraciones de Paleokrassas, que recientemente se mostró partidario de legalizar las redes de 5 kilómetros para los atuneros franceses, en lugar de las autorizadas ahora, de sólo 2,5.

El consejero gallego hace una relación pormenorizada de las razones de todo tipo que avalan su petición, entre ellas el nocvo efecto de las volantas para el equilibrio ecológico marino y su nula selectividad sobre las especies que captura.

Además, recuerda su nefasta repercusión en el mercado, al favorecer la competencia desleal en virtud de los bajos precios que alcanza el bonito pescado con estas redes que, por otra parte, suponen un peligro para la navegación.

La Xunta hace constar la contradicción que supone el mantenimiento del arte de la volanta con el espíritu de la Política Común de Pesca, basada siempre en e control del esfuerzo pesquero y en la conservación de los recursos marinos.

Juan Caamaño explica en su misiva que resulta injusto que pague el conflicto, perdiendo la costera, la flota con visión de futuro que rechaza la volanta y respeta la legislación comunitaria.

QUE VUELVAN A LA MAR

Entre sus propuestas, la Xunta reclama que se autorice la presencia de inspectores comunitarios en los barcos de apoyo fletados por Galicia y País Vasco, para evitar desconfianzas entre los gobiernos francés y spañol, y que sean decomisadas las artes ilegales detectados, forzando a los buques infractores a regresar a puerto.

La Xunta de Galicia también se muestra partidaria de estudiar la eliminación definitiva de las redes pelágicas de deriva en la pesca del atún.

Por otro lado, la administración autonómica gallega aconseja a los pescadores que consideren las posibilidades de volver al mar, aunque sin olvidar sus reivindicaciones.