El presidente de la Asociación Británica del Gas Licuado de Petróleo, Mike Chapman, afirma que 120.000 vehículos han sido modificados durante los cinco últimos años para adaptarse al uso de este combustible, cuyo coste es de 50,4 céntimos de euro por litro, frente a 1,32 euros que cuesta como media la gasolina y el gasóleo en aquel país.

La modificación de un motor de gasolina o diesel para que admita el uso de gas licuado cuesta entre 2.336 y 2.920 euros, una cantidad que se puede recuperar durante el primer año de uso, si se recorren 16.000 kilómetros, según los talleres que realizan estas adaptaciones.

El suministro tampoco es un problema, ya que existen cientos de estaciones de servicio que ofrecen este combustible en las principales autopistas.

Por otro lado, varios miles de conductores están utilizando aceite vegetal de uso alimentario, limpio o reciclado, en sus vehículos diesel.

En el Reino Unido, tres organizaciones imparten cursos sobre cómo reciclar aceite procedente de establecimientos de restauración, para elaborar biodiesel casero, cosa que ya están haciendo muchos de sus alumnos.

Estas organizaciones también enseñan a modificar un motor diesel para que admita aceite vegetal de uso alimentario como combustible.

El coste de esta conversión es cercano a los 1.460 euros, mientras que el precio medio de los aceites vegetales ronda los 58 céntimos de euro por litro en los supermercados británicos, lo que representa un importante ahorro con respecto al biodiesel comercial, que cuesta en torno a 99 céntimos de euro en estaciones de servicio.