Según la sentencia, que considera que Fernández Arnaiz padece "un trastorno antisocial de la personalidad con desviación sexual de pairofilia (abuso de menores)", el procesado debe cumplir la condena en un centro penitenciario normal y no en un recinto siquiátrico, "para contribuir a su regeneración".

Los hechos que le imputan ocurrieron en noviembre de 1990, tres días después de que saliese de prisión tras cumplir una conden por siete delitos de abusos deshonestos y otro de exhibicionismo.

Marcelino Fdernández se acercó, a la salida del colegio, a una niña de 12 años que se dirigía a casa acompañada de su hermano, también menor de edad.

Después de mostrarles una tarjeta e identificarse como policía, llevó a los pequeños a un portal argumentando que, si intentaban escapar, utilizaría su pistola.

El intento de violar a la menor resultó abortado gracias a la presencia de un vecino de la escalera, que posibilitó lahuida de los dos hermanos.

Horas más tarde, el individuo abordó a otra niña, de 8 años, a la que llevó a un portal amenazándola que la quemaría con un cigarrillo o pincharla con una navaja, si desobedecía.

Después de alcanzar el segundo piso del inmueble, Fernández intento introducir el pene en la vagina de la menor, pero no lo congiuió. No obstante, el ministerio fiscal consideró que la penetración del miembro viril en los labios vaginales de la pequeña ya constituye un delito de violación.

El ponente de la sentencia, el magistrado Julio Saenz Vélez, no opinó así y calificó el hecho como violación en grado de frustación, ya que la penetración no se produjo "por la desproporción de los órganos".

El delincuente fue detenido 24 horas deespués de las agresiones y ofreció una fuerte resistencia a la policía, amenazando con un cuchillo a los agentes que le arrestaron.

El médico siquiatra, José Antonio Garcia Andrade, examinó en 1982 a Fernáneez Arnaiz y determinó que, "por su escasa peligosidad", el paciente debía ingresar en un centro siquiátrico abierto.

Por su parte, el forense, Julio Alonso Rico, que determinó la paidofilia del condenado, establece en su informe que el paciente tiene una inteligencia normal y conoce el alcance de sus acciones, aunque considera que tiene "una imputabilidad ligeramente disminuida".