El condenado tiene antedecentes penale y, según la sentencia dada a conocer hoy, es autor de un delito de agresión sexual por el que el juez le obliga a pagar una indemnización de 35.000 pesetas a su víctima.

Según la sentencia, los hechos ocurrieron en la noche del 5 al 6 de julio de 1992, cuando Francisco siguió a su víctima, la agarró por la espalda, le tapó la boca para evitar que gritara y tras derribarla al suelo, la arrastró hasta un lugar más oculto donde le cogió los pechos con ambas manos "con ánimo libidinoso".

El juez calfica de esencial el testimonio de la agredida, teniendo en cuenta que en los delitos contra la libertad sexual ésta es prácticamente la única prueba disponible.

El juez granadino absolvió en cambio al acusado por el delito de lesiones que también le imputó el fiscal, ya que "la fuerza empleada por Francisco estuvo implícita en el delito condenado".

La perjudicada tuvo que recibir asistencia médica y tardó siete días en curarse de las lesiones causadas por el ahora condenado.