La decisión del Alto Tribunal ratifica la sentencia emitida por la Audiencia Provincial de Zaragoza que condenó al militar a la mencionada pena de cárcel, además de obligarle a pagar una indemnización a la víctima de 121.218,13 euros por lesiones y secuelas y prohibirle acercarse a la agredida hasta cinco años después de su salida de prisión.

J.M.G.T y A.M.B comenzaron una relación sentimental en 1996 mientras el priero estaba destinado en la Academia General Militar de Zaragoza. El acusado se separó de su esposa para irse a vivir con la víctima, que era viuda y tenía tres hijos.

Ambos convivieron en los lugares a los que el militar fue destinado, primero en Segovia y finalmente en Almería donde, en julio de 1999, "el carácter violento del procesado y las frecuentes diferencias y discusiones que mantenían" provocaron la ruptura de la pareja.

A.M.B volvió a Zaragoza y el militar continuó llamándola por teléfoo, en muchas ocasiones con la intención de que reanudaran la relación. El procesado llegó incluso a patear la puerta del domicilio de la víctima ante su negativa a dejarle pasar y a llevársela en volandas de una discoteca en la que se encontraba ésta .

Como consecuencia, un juzgado zaragozano condenó a J.M.G.T por sendos delitos de faltas a pagar una multa y a mantenerse alejado de la mujer durante seis meses, incluyendo la prohibición de telefonearla.

A pesar de ello, el procesado continuó presinando a la A.M.B para que reanudasen la relación. Algo que a la postre consiguió durante un pequeño periodo de tiempo en diciembre de 2000 hasta que finalmente se marchó a Córdoba, lugar de su residencia, por encontrarse de baja.

Finalmente, aprovechó que tenía que saldar una deuda con un compañero en la capital aragonesa, para tratar de ver a la víctima, quien no había contestado a sus llamadas desde la última vez que se separaron.

Cuando la víctima trataba de acudir a una cita, el procesado le olpeó en la cabeza con un objeto contundente quedando ella inconsciente. Seguidamente, la cogió del cabello y la golpeó contra el suelo varias veces "con ánimo de quitarle la vida", hasta que unas vecinas que observaron los hechos pidieron a gritos auxilio y J.M.G.T huyó del lugar "pensando haber logrado su propósito de darle muerte".