Los hechos ocurrieron en la localidad murciana de Molina de Segura, donde José María Matás Almagro había comenzado a trabajar como guarda jurado. Al mes y medio de ser contratado por la empresa Auysegur y conociendo de la existencia del citado dinero, decidió apoderarse de el.

Según relata la sentencia, el condendo tomó una escopeta de las que utilizaban en la seguridad y obligó a su compañero de vigilancia a ponerse unos grilletes con las siguientes palabras: "No tontées, que la escopeta está cargada y por muchos millones que haya dentro de la cámara, no merece la pena que te tenga que pegar un tiro".

Tras robar 362 millones de pesetas se dirigió a su domicilio para recoger ropa y enseres. Luego, entró en el cementerio de su pueblo y enterró una parte del botín (230 millones) en la tumba de su abuelo.

Ms tarde, falsificando documentos de conducir y carnés de identidad, compró varios coches y salió de España con dirección a Suiza, donde compró varios coches más.

En virtud de una orden de detención internacional, fue detenido en Ginebra (Suiza) el 6 de septiembre de 1994, tan sólo 13 días después de haber efectuado su acción delictiva.

En ese tiempo, el condenado se gastó 97 millones de pesetas en hoteles y coches de lujo, alguno de los cuales pudo ser recuperado por la polícia.