LA COMUNIDAD INTERNACIONAL MIRA CON RECELO A CHERNOBIL, OCHO AÑOS DESPUES DEL MAYOR ACCIDENTE NUCLEAR DE LA HISTORIA

-Estados Unidos y la UE han pedido a las autoridades ucranianas el cierre de la central, en la que todavía funcionan dos de los cuatro reactore

-La pasada semana se produjo un nuevo incidente en el reactor número tres

MADRID
SERVIMEDIA

Mañana, martes, se cumple el octavo aniversario del accidente registrado en el reactor número cuatro de la central ucraniana de Chernóbil, el mayor incidente nuclear ocurrido hasta nuestros días. Ocho años después, son numerosas las voces que continuan alertando sobre la amenaza que sigue suponiendo Chernóbil, donde todavía funcionan dos reactores.

Expertos y organizaciones conservacioistas internacionales coinciden en señalar que el "sarcófago" de hormigón levantado alrededor del reactor número cuatro presenta numerosos agretamientos y amenaza con derrumbarse.

A pesar de que ha transcurrido casi una década desde el fatídico 26 de abril de 1986 en que empezó a arder la central ucraniana, los datos aportados por los pro y los antinucleares sobre las dimensiones de la catástrofe no coinciden.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) mantiene que en los niños examiados no ha aparecido ninguna anormalidad ni en la hormona estimuladora del tiroides, ni en la hormona tiroidea y asegura que estadísticamente no han encontrado diferencias significativas en ningún grupo de edad entre la población estudiada de la zona contaminada y de áreas más alejadas de la planta nuclear.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que en algunas áreas el número de cánceres de tiroides en los siete años siguientes al accidente se había multiplicado por más de 24 cn respecto a los casos registrados en el mismo periodo de tiempo en los años anteriores al incidente.

La organización Greenpeace asegura que 131.000 kilómetros cuadrados de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, donde habitaban alrededor de cinco millones de personas, resultaron contaminados.

Según estas estimaciones, alrededor de 10.000 han muerto como consecuencia de la catástrofe de Chernóbil, casi dos millones de personas en Belorrusia necesitan atención especial, 190 en Ucrania tienen "síndrome agudode radiación" y 20.000 han quedado incapacitadas para el trabajo, mientras que en Rusia la aparición de tumores ha aumentado en un 25 por ciento y los trastornos cardiovasuculares en un 50 por ciento.

39 BILLONES DE PESETAS

Además, Greenpeace asegura que durante los próximos quince años cerca de medio millón de personas fallecerán en la zona y añade que el coste del accidente hasta el año 2000 superará los 39 billones de pesetas.

Estos datos contrastan con los que aparecen en el informe de la Sciedad Nuclear Española titulado "Las consecuencias del accidente de Chernóbil", que señala que unas 55.000 personas puedieron recibir dosis superiores a las que se consideran seguras para trabadores expuestos a radiaciones y añade que de ellas, casi 9.000 superaron el doble de dicho valor.

También indica que entre los 65.000 niños nacidos con posterioridad al accidente, hasta primeros de 1992, no se obsevaron diferencias significativas en las anomalías fetales aparecidas y las registradas en otras loalidades.

Sin embargo, reconoce que tanto entre la población como entre los adultos se ha detectado un incremento significativo del número de casos de cánceres de tiroides, pero añade que "aún no se ha podido establecer hasta qué punto son atribuibles a la radiación o, por el contrario, al incremento en la vigilancia sanitaria de la población, sin la que muchos de estos casos habrían pasado desapercibidos".

PROBLEMAS DE SEGURIDAD

No obstante, la comunidad internacional ha mostrado reiteradament su preocupación ante la posibilidad de que puedan producirse un nuevo accidente en alguno de los dos reactores nucleares que continúan funcionando en Chernóbil. Estados Unidos y la Unión Europea han solicitado a las autoridades ucranianas que cierren la central.

La propia OIEA ha reconocido la existencia de deficiencias de seguridad en la planta nuclear y ha intentado mediar para encontrar una solución que satisfaga a las autoridades de la república ex soviética, reaccias a dejar fuera de servicio lacentral.

Greenpeace ha alertado sobre la posibilidad de que los reactores que todavía funcionan sufran un nuevo accidente de consecuencias impredecibles y ha recordado que en 1991 hubo que cerrar el número dos tras un incidente grave en el mismo y que la semana pasada se registró una nueva anomalía en el tres.

(SERVIMEDIA)
25 Abr 1994
GJA