COMIENZA EL JUICIO DEL CASO CONOCIDO COMO "EL CRIMEN DE LA BAÑERA"
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Eduardo Ausejo Zamora, de 22 años, fue juzgado hoy en la Audiencia Provincial de Zaragoza como presunto autor de la muerte de su tía María del Carmen, de 45 años, ocurrida en marzo de 1992. Se trata del caso conocido como el "crimen de la bañera".
El ministerio fiscal, en su escrito de calificaciones, pedía para el procesado 27 años de prisión or asesinato y 15 millones de pesetas de indemnización. El abogado defensor del joven, Ignacio de Andrés, solicita la absolución por considerar que se trató de un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, y en la mañana de hoy señaló que tiene la "plena seguridad de que el Tribunal lo va absolver".
El acusado había acudido al domicilio de María del Carmen para pedirle algunas latas de comida, y al parecer fue entonces cuando tuvo lugar una discusión, porque la tía le reprochó a Eduardo u falta de interés por encontrar un trabajo y el hecho de que todavía tuviera que estar dependiendo tanto de ella económicamente.
Fue entonces cuando Eduardo empujó a María del Carmen, ésta peridó el equilibrio, cayó al interior de la bañera y se golpeó en la cabeza, lo que dio lugar a que el sobrino la creyera muerta.
Después, el encausado decidió simular un accidente por electrocución: metió a su tía en la bañera, la desnudó, la sumergió en agua y, posteriormente, arrojó un aparato de radio conctado a la red. "Estaba muy asustado, tenía miedo por lo que pudiera ocurrirle a mi familia y estaba seguro de que nadie me iba a creer", con estas palabras Eduardo Ausejo ha justificado las razones por las que fingió que su tía había resultado electrocutada.
Durante la vista, los peritos han sostenido que Eduardo Ausejo no es persona violenta, sino más bien reprimida, que puede actuar de manera inadecuada por defecto o exceso. La psicóloga que ha estudiado el caso, María José Coll, aseguró que "es un persona normal, las circunstancias de su vida han jugado un papel muy importante, su medio familiar le ha condicionado mucho. Me parece que es una persona buena en esencia".
El jefe de Homicidios de Zaragoza señaló que el cadáver no presentaba signos de ahogamiento o de haber sido electrocutado. Los forenses que analizaron el cadáver apuntaron la posibilidad de que la muerte se produjera por causas naturales y descartaron rotundamente que la muerte se produjera como consecuencia del golpe que se dio n la cabeza o por inmersión en el agua.
(SERVIMEDIA)
02 Mar 1993
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