La cola comenzaba en la entrada que el Congreso de los Diputados tiene en la madrileña calle Zorrilla, continuaba por la calle de Floridablanca, bajaba por la carrera de San Jerónimo, seguía por el Paseo del Prado hasta la calle Alcalá, donde hace esquina el Banco de España, y ahí proseguía la cola de personas.

La espera es tan larga que los ciudadanos, además de hacer fotografías al casco arquitectónico que rodea al Palacio del Congreso de los Diputados y al carrillón de Groupama, ubicado en la plaza de las Cortes, tomaban instantáneas de la inmensa cola que se hacía para visitar la casa donde los señores diputados trabajan a diario.

Fuentes del Congreso de los Diputados explicaron a Servimedia que normalmente el segundo día de la Jornada de Puertas Abiertas hay menos gente que el primero, dado que el último día coincide con final de puente o de semana. Ayer, el número de visitantes fue de 10.900 personas.

Hoy, como ayer, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, recibió a los primeros visitantes. Todos ellos, al entrar el Congreso de los Diputados, pudieron tomar un chocolate caliente o una ración de caldo, para sobrellevar la espera y el frío.

Las dos cosas por las que siempre preguntan los ciudadanos son por las marcas de los disparos del intento de golpe de Estado del 23-F y por el asiento del presidente.

SENTARSE EN LOS ESCAÑOS

Siempre hay alguno que quiere sentarse en este prestigioso sillón azul y los responsables del Congreso de los Diputados tienen que explicar que pueden hacerlo en cualquier escaño del hemiciclo menos en los que corresponden al banco de ministros, los azules.

Durante estos días, el servicio médico del Congreso de los Diputados está de guardia por si se da algún percance, como un desmayo o un resbalón.

Además, desde el hemiciclo se están emitiendo en directo diversos programas radiofónicos y los ciudadanos que entran en el hemiciclo pueden ver cómo se desarrolla.