El aparato está dotado de un sistema de infrarrojos y lentes que permite, mediante cientos de mediciones de longitud de onda por segundo, que un pequeño sistema de motores mueva el ojo artificial de la misma manera que lo hace el natural.

El equipo de ingenieros, que pertenece a la Universidad de Alberta, en Edmonto, ya a conseguido que su ojo simule los movimientos laterales del órgano natural de visión y trabajan para que la prótesis consiga recrear también los movimientos verticales.

El objetivo es que el aparato pueda ser utilizado en operaciones de cirugía facial, para lo que se deberá superar la aprensión que puede producir el hecho de introducir aparatos motorizados en la cabeza del paciente. Para ello, diseñan ya un ojo que pueda moverse gracias a aleaciones que se valgan de pequeños cambios de temperatura paa girar al aparato.

"A la gente no le gustaría tener un motor zumbando alrededor de la cabeza", afirma Gary Faulkner, uno de los investigadores del proyecto, para quien éste es el principal escollo técnico que su equipo tendrá que superar.