Así se expresó el presidente del Cermi, Luis Cayo Pérez Bueno, durante su intervención en el evento final del proyecto Rumbo, que tuvo lugar en la sede del Imserso en Madrid, promovido por las entidades de la discapacidad Cocemfe, Impulsa Igualdad, Aspace, Autismo España y Daño Cerebral Estatal, impulsaras colectivas de esta iniciativa de experimentación de fórmulas para el tránsito de las personas con discapacidad institucionalizadas a una vida en comunidad.

El tercer sector, la iniciativa social no lucrativa de la discapacidad es, por circunstancias históricas, un gran prestador de apoyos, muchas veces por delegación o en concierto con las administraciones públicas, a las personas con discapacidad y a sus familias, los cuales responden a modelos y sistemas hoy superados, que no son compatibles con el mandato de vida independiente y de inclusión en la comunidad que prescribe la Convención de la ONU, precisó el representante del Cermi.

Ante esto, hay que actuar de dos maneras. Por una parte, desplegando una agenda política intensa y continuada de incidencia para cambiar el marco normativo, de acción pública y presupuestario, para que ese cambio de modelo se produzca en el plano oficial, esto es irrenunciable y acuciante, señaló. Y por otra, repensar y reconfigurar sus propios recursos y servicios de apoyo, para si se comprueba que no pasan el filtro de la Convención, reorientarlos hacia modelos plenamente inclusivos, enfatizó Pérez Bueno.

Pero en todo caso, añadió el dirigente del Cermi, hay que actuar, de modo activo y anticipatorio, no esperar a ver qué hacen las Administraciones, que siempre llegan tarde, mal y nunca. Es un imperativo ético, político y jurídico, que el sector social de la discapacidad sea también inclusivo en los apoyos que provee, zanjó el presidente del Cermi.