Según explicó a Servimedia Máximo Román Egea, jefe de negociado del Patrimonio Municipal y responsable de la oficina, el almacén cuenta con cuatro secciones: una de objetos robados, otra de objetos encontrados en grandes almacenes y en la vía pública, una tercera para los abandonados en taxis y la cuarta para los que fueron hallados en autobuses de la EMT.

"Casi todos los artículos", afirmó Román, "los traen los taxistas y los operarios de la EMT, ya que la mayoría de las personas que ecuentran objetos perdidos en la calle se los quedan".

Así, de los 9.215 que ha recogido la oficina en los seis primeros meses de este año, sólo 18 correspondieron a hallazgos de particulares en la vía pública que posteriormente entregaron en dependencias policiales o en la propia oficina de objetos perdidos.

OBJETOS PARA NO PERDER

Según Máximo Román, "a la oficina llegan objetos para no perder", como es el caso de una caja con las cenizas de una difunta que se dejaron olvidada los familiares enun taxi cuando se dirigían al cementerio de San Juan de Luz (Francia) para darles sepultura.

Hasta el año pasado, en una de las estanterías permaneció almacenado un pecho de mujer guardado en formol, que algún "despistado" se dejó olvidado en un lugar público de la capital.

En la sección de artículos robados comparten estantería objetos tan dispares como un taladro de asfalto, una bolsa de palos de golf o una podadora de césped.

José Antonio Calvo, director del servicio interno del ayuntamieto, explicó que el almacén de la villa ha llegado a albergar una pala excavadora.

Tan peculiares como los objetos, son el origen de éstos o el lugar donde fueron encontrados. "Un taxista", explicó Román, "nos trajo 24 botellas de agua mineral francesa que olvidó un cliente al apearse; y un operario de la EMT recogió una cocina sin desembalar que encontró en una de las paradas de su línea".

Los objetos más usuales recogidos en el almacén son llaves, libros, carteras, agendas y paraguas, que se amotonan a centenares. También hay un gran número de bicicletas y esposas,. Estas últimas, según explicaron los operarios, son olvidadas en los taxis por guardias jurados que prefieren comprar otras antes de acudir a la oficina a reclamar las que han extraviado.

La oficina, atendida por cuatro personas, recibe diariamente cientos de llamadas. Mientras el responsable del almacén firma una autorización de devolución, una comunicante telefónica pregunta si en la oficina tienen gorras de marino, "porque su hjo ha perdido la suya y empieza la 'mili' mañana".

"LISTILLOS" Y "ESPABILAOS"

Máximo Román comenta que a la oficina acude mucha gente "para ver si saca algo". Estas personas reclaman carteras, paraguas o bicicletas y dan un color o una descripción común, pero cuando se les interroga sobre la fecha y el lugar del extravío no saben responder u ofrecen datos erróneos.

También es común el caso de personas que cogen un taxi y se van sin pagar, pero olvidan algún objeto en el vehículo, por lo que al cudir a la oficina se les obliga a pagar la deuda como condición para recuperar el artículo en cuestión.

Todos los objetos del almacén tienen un número y una tarjeta donde se describe el lugar de procedencia, la fecha de aparición del objeto y alguna clave de la persona que lo encontró, con el fin de evitar que los "espabilaos" que acuden a reclamar artículos que no son suyos puedan aprovecharse de este servicio.

El límite para reclamar un objeto perdido es de dos años y tres meses. Pasado este pazo, la oficina notifica a la persona que halló el artículo su derecho a recogerlo durante los treinta días siguientes al vencimiento del primer plazo. Si tampoco lo reclama esta persona, el objeto entra en la subasta anual del ayuntamiento.