Segovia se mostró conmocionado y sorprendido ante la repentina muerte del literato, ya que, aunque era consciente de la enfermermedad que Cela padecía, "no esperaba un desenlace tan rápido".

Definió a Cela como "una bella persona" y señaló que la imagen "agria", quea veces pudiera tener, "no era más que una coraza para defenderse de un entorno en el que le podían herir la extraordinaria sensibilidad que poseía".

Segovia, que se encontraba en Francia en una reunión de rectores universitarios, tenía previsto coger un avión al mediodía hacia Madrid para desplazarse con la mayor celeridad posible a la capilla ardiente instalada en la Clínica Cemtro de la capital de España.