Galán realizó estas afirmaciones en Madrid durante la presentación del documento ‘La inmigración en España hoy: reflexiones más allá de la pandemia’, realizado por Fundación Alternativas y Fundipax.

Según informaron en un comunicado, calificó el sistema especial implantado para los refugiados de Ucrania a consecuencia de la invasión rusa de “histórico”, ya que ha tenido una “respuesta inmediata y eficiente a nivel europeo y nacional”, con una “magnífica respuesta de la sociedad civil en este momento de emergencia”.

A partir de ahora, “ya nadie puede negar que somos capaces de afrontar este tipo de situaciones de manera satisfactoria”, recalcó Galán. Por ello, “tenemos que incidir en todos los espacios, europeos y nacionales, para que el derecho a asilo no se ponga en riesgo”.

En su opinión, la inmigración ucraniana ha generado un “régimen de doble velocidad” entre un sistema de asilo que ya estaba en funcionamiento con ciertas dificultades y con un proceso de revisión interna en marcha y, por otro lado, con la apertura de centros específicos con sus propias particularidades para la acogida de los ucranianos. Esto demuestra que “cuando hay “voluntad política, se puede hacer de otra manera”, defendió.

El trabajo coordinado desde las distintas partes “aporta riqueza” cuando se hace bien, pero el riesgo de que alguien no quiera colaborar, como puede ser el caso de alguna comunidad autónoma, “está siempre sobre la mesa”, advirtió.

De hecho, Galán señaló que las autonomías “no responden todas a la misma velocidad ni al mismo nivel” y agregó que cuando el asilo no está bien coordinado, hay problemas. Puso el foco en las elecciones andaluzas del 19-J y alertó de que si entra Vox a gobernar, "puede ser perjudicial para el sistema”.

En la presentación del informe participó también Gemma Pinyol-Jiménez, directora de Políticas Migratorias y Diversidad en Instrategies, investigadora asociada en el Interdisciplinary Research Group on Immigration de la UPF y coautora del documento.

A su juicio, “estamos construyendo políticas migratorias en base a una obsesión en el control de la frontera marítima” y ello “distorsiona” el impacto de la “gobernanza migratoria”, ya que no deja “pensar en otras cosas”. Además, prosiguió, esto posiciona a España en una “situación de dependencia” en relación con terceros países, que se va a “incrementar” a medida que la situación en el Sahel se complique.

La investigadora precisó que las políticas públicas españolas “no estaban pensadas” para un sistema de acogida de “grandes volúmenes”, lo que ha generado un “colapso” que invita a “reflexionar” sobre su estructura. “Tenemos que mirar” a los países de nuestro entorno para saber si “lo que queremos es centrarnos en la exclusión de las personas refugiadas en grandes centros apartados de las realidades o si queremos un modelo más centrado en el día a día y en facilitar la inclusión”.

En este sentido, Pinyol-Jiménez recalcó la importancia de la “integración y la inclusión” y apuntó que el imaginario de la población española sobre la migrante es un tanto “kafkiano” y no “responde a la realidad”.

La convivencia en las sociedades democráticas es de “respeto al pluralismo”, y abogó por ponerlo “encima de la mesa”, pues el escenario que uno no ocupa para “hablar de convivencia lo ocupan otros para hablar de odio y xenofobia”.

Este es uno de los “retos que tenemos en la UE” y es donde “nos jugamos la convivencia democrática”, porque hablar de “políticas de inmigración es hablar del modelo social que queremos tener”, destacó.