El responsable de Programas de Espacios y Especies de WWF/Adena, Jesús Cobo, declaró hoy, en rueda de prensa, que el informe que presentó esta organización conservacionista en la reunión de expertos de la Comisión Europea encargada de coordinar la lista de espacios del Area Mediterránea que quedarán incluidos en la Red Natura 2000, que se celebró en la ciudad portuguesa de Evora la semana pasada, resultó fundamental en la decisón final de la Comisión.

El infome de WWF/Adena ampliaba la superficie de protección que proponía la delegación española en 1 millón de hectáreas. Para la organización y algunos expertos en el lince ibérico, como Miguel Delibes, la propuesta española resultaba insuficiente porque dejaba fuera de la Red Natura algunas zonas que todavía mantienen núcleos de población de lince.

Además, Jesús Cobo manifestó que propuesta oficial fragmentaba las poblaciones actuales, ya que dejaba aislados los distints núcleos. Estos inconvenientes se salvan con la sugerencia que plantea WWF/Adena, que reclama proteger una superficie de 2,6 millones de hectáreas para garantizar un estado de conservación favorable de esta especie en las comunidades de Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía, Castilla y León y Madrid.

El lince ibérico sólo habita en la península y está catalogado a nivel interncional como el felino más amenazado del mundo. Aunque hace una década la población estimada superaba los 1.000 ejemplares en la actualidad apenas rebasan los 600.

La mayoría de los linces habitan en España, aunque alrededor de medio centenar mantienen su territorio en Portugal. Las mayores poblaciones se sitúan en la zona oriental de Sierra Morena y los Montes de Toledo, donde puede haber más de 400 y en la frontera de Portugal con Cáceres y Salamanca, donde habitan cerca de un centenar.

En el resto de zonas las poblaciones son inferiores a los 50 ejemplares, por lo que algunas se consideran inviables y previsiblemnte se extinguirán, salvo la zona central de Sierra Morena y Doñana, único núcleo que, con cerca de 50 ejemplares, permanece estable y no se encuentra en regresión.

El principal problema del lince es la pérdida de su hábitat, como consecuencia de la destrucción de los ecosistemas que frecuenta, y la fragmentación del territorio a causa de la construcción de grandes infraestructuras, que en algunas zonas provoca endogamia y la consiguiente pérdida de fertilidad.

Además, la reducción de las poblacines de conejo, base de su alimentación, y la mortalidad provocada por el hombre mediante la utilización de cepos, lazos y otras trampas; los atropellos, y el furtivismo, dificultan todavía más su supervivencia.

Jesús Cobo indicó que para evitar su extinción es necesario incluir todos los hábitats del lince en la futura Red Natura 2000 y aumentar las inversiones en su protección.

En este sentido, Miguel Angel Valladares, también de WWF/Adena, recordó que ninguna Administración española ha destinad fondos hasta el momento a la protección de esta especie y recordó que los Fondos Life que la UE dedica a este objetivo equivale a la inversión que requiere la construcción de un kilómetro de autovía.