Por otra parte, los horarios irregulares, la frecuencia del trabajo nocturno, el régimen alimentario anárquico y la tensión por estar en la vanguardia de la información son causa de enfermedades cardiovasculares, neurosis, afeciones digestivas, úlceras gástricas, estados de ansiedad e insomnio.

Sin embargo, "ninguna de estas enfermedades es reconocida como enfermedad profesional", asegura CCOO, que exige de las empresas informativas una mayor protección de la salud y seguridad de sus empleados.

La central indica también que los corresponsales extranjeros en misión peligrosa constituyen uno de los colectivos con mayor riesgo, "pero es necesario poner de relieve la situación de muchos reporteros y fotógrafos que trabaja por su cuenta, sin protección social ni seguros de vida".

En los últimos 5 años, casi 200 periodistas han fallecido en el mundo mientras desempañaban su labor o en cárceles, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo. Se ha pasado de 32 periodistas muertos en 1987 a 45 en 1988, 65 en 1990 y otros tantos en 1991.