La denunciante cuenta con un certificado médico expedido por el Hospital Clínico de Zaragoza en el que se recogen las lesiones que supuestamente le causó el catedrático durante la violación, y ha puesto el caso en manos de sus abogados. La secretaria desde entonces no ha vuelto a su trabajo porque se encuetra de baja médica.

El rector de la Universidad de Zaragoza, Juan José Badiola, ha explicado que la afectada quiere que quede el asunto en manos de los tribunales y "prefiere que no se realice investigación alguna dentro de la Universidad". Por este motivo, Badiola ha indicado que ellos no van a hacer nada y que esperan que el caso "quede aclarado judicialmente".

La secretaria había colaborado con su jefe y con otros profesores en la preparación del seminario internacional de Salamanca y acudió a congreso para seguir prestando su ayuda en las tareas de traducción y organización. Al parecer, el catedrático y la funcionaria trabajan en el mismo departamento desde hace siete u ocho años.

La administrativa se hirió un brazo, ya en Salamanca, como consecuencia de una caída sufrida en un bar, por lo que tuvo que recibir asistencia hospitalaria. Según la versión de la propia afectada, la violación se produjo después de este incidente. Cuando regresó a Zaragoza, acudió al Clínico y allí le diagnosticron otro tipo de lesiones, provocadas presuntamente por el catedrático durante la agresión sexual denunciada.

L.J.B. ha sido calificado como "un caballero" por fuentes univesitarias. Es viudo, cuenta con un prestigio consolidado como docente e investigador y tiene más de 50 años. La secretaria de su departamento es soltera y está considerada como una "buena trabajadora y buena chica, que no está acostumbrada a los escándalos".