Dijo además a los cerca de 25.000 asistentes al acto de cierre de campaña que "la convivencia en Cataluña es sagrada" y que la cohesión social conseguida en los últimos 20 años tiene que "consolidarse" en el futuro para contruir un país más "sólido".

Pujol explicó que el entimiento patriótico es "absolutamente imprescindible" para abordar una política centrada en resolver los problemas de las personas. Se trata, según su punto de vista, de un patriotismo inspirado "en la justicia, en la equidad y en la participación".

Defendió una política atenta a mejorar el bienestar de los ciudadanos, que es la única que, a su juicio, puede considerarse auténticamente progresista, y ofreció ilusión y esperanza intactas, como hace 20 años, para sacar adelante este proyecto.

"Saemos", dijo, "que somos un país pequeño en dimensiones, pero somos grandes en sentimiento de patria y podemos ser grandes en convivencia, en creatividad y en equidad social", aspectos que se comprometió a impulsar.

De igual modo, empeñó su palabra en defender todos los signos de la identidad catalana y en especial prometió luchar por un nuevo pacto fiscal más favorable para Cataluña y por mayores cuotas de autogobierno.

FIESTA

El acto de cierre de campaña del CiU en el miniestadio del Barça fueuna auténtica exhibición de respaldo popular. Rozando los 25.000 asistentes, Pujol consiguió la celebración del acto más impresionante de la campaña, junto con el protagonizado anoche por el candidato socialista, Pasqual Maragall, Felipe González y Joaquín Almunia en el Palau Sant Jordi.

El mitin fue una auténtica fiesta en la que actuaron el grupo rumbero "Ai, Ai, Ai", el conjunto de rock "Laxïn Busto" y Mónica Green, una mulata de origen estadounidense que ha interpretado una de las sintonías de la ampaña de CiU.

No faltaban en el campo auxiliar del Barça dos pantallas gigantes donde los asistentes pudieron ver en primer plano la entrada de los principales líderes de la coalición nacionalista desde el vestuario en la más clásica tradición futbolística.

Desde el escenario central, el veterano futbolista del Barcelona, Javier Urruti, iba presentando uno a uno a los dirigentes más señalados de CiU que corrieron por un pasillo central hasta sus puestos al pie del escenario.

El líder de UDC Josep Antoni Durán Lleida fue el más aplaudido después de Pujol, que subió por primera vez al escenario para dar un fuerte abrazo y un beso en la mano a Mónica Green que acababa de interpretar la sintonía de la campaña.

Los cabeza de lista de las cuatro provincias intervinieron. Sus palabras fueron traducidas por dos interpretes del lenguaje de signos para sordos a los dos lados del escenario.

Uno de los oradores más esperados y aplaudidos fue Durán, que hizo un relato casi heroico de la labor ralizada por Jordi Pujol en 20 años al frente de la Generalitat.

Según dijo, se trata de una obra de gobierno que "ha reconstruido Cataluña y que permite mirar al futuro con todo le optimismo del mundo. Con una convivencia ejemplar que no han podido romper, aunque todos sabemos bien que lo han intentado".

GONZALEZ Y ALMUNIA

Frente a este sólido proyecto, añadió, sólo se opone una campaña de diseño y de "colorines" de un PSC que es tributario de su organización nacional. Durán insistió en que Margall no podrá defender los intereses de Cataluña y afirmó que González y Almunia "no pintaban nada" ayer en el Sant Jordi.

"Que futuro tiene Cataluña en manos de algún candidato que dice que la función de Cataluña es la de ser simpática a Madrid. Dejadlo hacer y dentro de poco pasariamos de ser una nación con impulso a ser un conjunto de cuatro provincias al nordeste de la Península, sin voz y sin voto, sin gobierno y sin capacidad para hablar de tú a tú con Madrid y con el resto del mundo", insistió. Durán acabó su intervención presentando a Pujol que fue recibido por los asistentes con una gran ovación y con su nombre escrito en letras gigantes en las gradas del estadio con papeles de colores que llevaban los simpatizantes de CiU. El resto de las gradas reproducían la bandera catalana.

Pujol, que se movió por el escenario arriba y abajo con un micrófono en la solapa como ya había hecho Alfonso Guerra en la campaña de las elecciones generales de 1993, advirtió a los presentes que las eleccions no están ganadas y pidió participación.