Esta norma está destinada al sector vitivinícola de Castilla y León, que cuenta con más de 18.500 productores que cultivan 75.000 hectáreas (la cuarta comunidad autónoma en superficie, 6% del total nacional).

De la producción total de vino castellano y leonés, 45.000 hectáreas se ubican en el ámbito geográfico de los diez vinos considerados de calidad de la región: cinco son denominaciones de origen (Rueda, Ribera del Duero, Toro, Bierzo y Cigales) y cinco son vinos de calidad con indicación geográfica (Arlanza, Arribes, Tierra de León, Tierra de Zamora y Valles de Benavente).

En cuanto aproducción, Castilla y León ha alcanzado los dos millones de hectolitros, de los cuales cerca del 50% corresponde a vinos de calidad. Esta producción es elaborada por casi 600 bodegas, de las cuales 440 están inscritas en vinos de calidad.

En total el volumen de facturación del sector alcanza unos 400 millones de euros al año, con un 20% procedente del comercio exterior, según datos facilitados hoy por la Junta.