En declaraciones a Servimedia, Concheiro afirmó que "con los datos que tengo en este momento me ratifico en lo que he informado" y añadió que "he dado una opinión y nada hasta ahora me induce a modificarla".

El forense, que responde así al informe presentado el pasado 4 de julio en el Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, que investiga la muerte de Zabalza, y en el que dos forenses donostiarras cuestionan la hipótesis del ahogamento, declaró que está dispuesto a discutir ante el juez con estos forenses su versión de lo sucedido.

En este sentido, dijo que no conoce este último informe pero que espera que "en algún momento alguien desde el mundo judicial me preguntará que es lo que opino y me dejarán valorar y ver las opiniones de los demás, que es como se suele trabajar en los países civilizados".

Concheiro dijo que le corresponde al juez valorar los distintos informes y que los forenses "dan opiniones que no tienen valo absoluto", pero precisó que no está de acuerdo con las principales conclusiones a las que han llegado los forenses María Carmen Baigorri y Luis Miguel Querejeta, en su informe presentado el 4 de julio.

TALADRINA

Sobre la presencia de taladrina, sustancia tóxica que se encuentra en el río Bisasoa, en la sangre de Zabalza, Concheiro se ratificó en que su existencia en el cadaver de Zabalza es determinante para afirmar que el presunto miembro de ETA murió ahogado.

El forense dijo que no está de auerdo con la afirmación de los forenses donostiarras que aseguran que la elevada presencia de taladrina en el estómago de Zabalza, en cantidad muy superior a la existente en el río, hace difícil la hipótesis de que Zabalza se ahogase en el río. Para Concheiro, lo importante no es la cantidad de taladrina sino la presencia o no de esta sustancia.

En este sentido, y sobre la posibilidad de que Zabalza fuese arrojado muerto al Bidasoa, este forense dijo que en ese caso sería imposible justificar que hubise taladrina en el corazón de Zabalza.

A este respecto precisó que si la sangre del corazón contiene taladrina "es una prueba de que el sujeto estaba con vida. Ahí si que ya no cabe invocar que un cadaver arrojado al agua haya posibilitado que hubiera una penetración `post morten' en el cuerpo".

Acerca de la posibilidad de que Zabalza fuese asesinado en una bañera con agua del Bidasoa, este forense dijo que "es posible teoricamente" pero que "a mí se me antoja que en la práctica no es muy viable" porque implicaría que los presuntos asesinos supiesen que había un contaminante en el agua del río, y que tuviesen "unos conocimientos médicos legales muy por encima de la media".

Asimismo, sobre la afirmación de los forenses donostiarras de que la diferente cantidad de taladrina en el pantalón y en la sangre de Zabalza no tiene explicación científica, afirmó que "yo no le daría demasiada importancia porque puede haber un proceso de absorción a nivel del tejido del contenido del estómago".

"Al tatarse de muestras diferentes", aclaró, "no necesariamente tiene que haber la misma concentración en los medios utilizados. Puede haber un proceso de absorción, de modificación postmorten. Hay demasiadas variables que pueden explicar una diferente concentración. Yo valoraría más el hecho cualitativo que el cuantitativo".

Respecto a la ausencia de lesiones cutáneas y en los dedos de Zabalza, algo que los forenses donostiarras ven difícil si éste se ahogó en el río, Concheiro dijo que "se pueden encontrr cadáveres de ahogados después de varios días que no tienen lesiones traumáticas" y añadió para justificar este extremo que el cadaver de Zabalza estaba protegido por ropas muy gruesas.

MANIPULACION DE PRUEBAS

Por otra parte, preguntado sobre la posibilidad de que las pruebas del cadaver de Zabalza fueran manipuladas antes de la autopsia, Concheiro dijo que esto de haber sucedido dependería de las personas que intervinieron en la recogida y elaboración de las pruebas.

Por último el forense dij que el `caso Zabalza' empieza a parecerse a un "culebrón venezolano" y pidió que se cierre de una vez por "economía procesal" y porque "si cada caso que se abre en el país va a durar quince años la parálisis judicial está garantizada".

Mikel Zabalza fue encontrado muerto en el río Bidasoa el 30 de septiembre de 1987, y le fueron realizadas dos autopsias tras su muerte: la primera el mismo día realizada por médicos de Pamplona, y la segunda el día siguiente, y en la que estuvieron el propio Concheiro,una forense extranjera y los abogados de las partes.

En estas autopsias se afirmaba que por las pruebas practicadas se deducía que Zabalza murió ahogado en el río Bidasoa, lo que corroboraba la hipótesis de la Guardia Civil que aseguró que el detenido se cayó al río tras escaparse de los agentes que lo habían detenido.