Casi el doble de las efectuadas el año anterior -----------------------------------------------
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Los agentes de la Policía Municipal de Madrid han realizado en los diez primeros meses del año un total de 1.993 intervenciones relacionadas con el tráfico de drogas, fente a las 1.231 efectuadas durante el año pasado, según datos facilitados por el director del Cuerpo, José Manuel Morales.
Las actuaciones por robos han alcanzado la cifra de 2.699 (en 1990 fueron 2.381), mientras que los servicios por atracos ascendieron a 661 (375 el año pasado). Asimismo, en lo que va de año, los agentes municipales han recuperado 3.610 vehículos robados, frente a los 2.893 de 1990.
Morales destacó que estas cifras demuestran que el ciudadano solicita cada vez más los servicis de la Policía Municipal, que, en su opinión, antes estaba considerada como una policía de segundo nivel y ahora tiene un gran prestigio y reconocimiento social.
Si en 1990 eran 400 los agentes municipales encargados de la prevención y persecución del delito, en el presente año la cifra ha ascendido a 1.050 policías.
Tras señalar que la Policía Municipal ha ido adaptando sus formas de actuación al devenir de los tiempos, Morales resaltó que, precisamente, es el ciudadano quien marca la pauta y e que demanda una atención prioritaria, sobre todo en materia de lucha contra el tráfico de drogas.
El director de la Policía Municipal expuso ayer una conferencia sobre la delincuencia en Madrid, dentro de las Primeras Jornadas de Madrid Crónica Negra, organizadas por la Concejalía de Cultura.
Morales explicó que, fundamentalmente, hay dos tipos de delincuencia. Una tiene su origen en una inadecuada formación del menor, que opta por enfrentarse a la sociedad, como consecuencia de sus problemas failiares, la falta de estímulo al estudio, la marginación y la explotación de que es víctima por parte de sus padres, en algunos casos.
INMIGRACION INDISCRIMINADA
Otra fuente de delincuencia es la inmigración indiscriminada, que posibilita la existencia de grupos humanos de difícil integración, que buscan su medio de vida en el delito y el tráfico de drogas.
El conferenciante recordó que, en un principio, estos colectivos se asentaban en espacios abiertos de la ciudad, como el Templo de Debod o a Plaza de España y aceptaban la comida o el alojamiento de las instituciones benéficas.
Sin embargo, en la actualidad, muchos de ellos se han integrado en el tejido urbano y suelen concentrarse en otras zonas más céntricas, como la Puerta del Sol.
Además, viven en pensiones, visten cazadoras de cuero y calzado deportivo de conocidas marcas, y su capacidad monetaria ha aumentado, todo ello como consecuencia de su implicación en el tráfico de drogas.
Otro cambio sustancial en el comportamient de estos inmigrantes se refiere a su relación con la policía: sí antes aceptaban la labor de control de los agentes, ahora se enfrentan a ellos e incluso les agreden, con el fin de tener una causa judicial pendiente que obligue a demorar su expulsión del país.
En su intervención, Morales se refirió también al polémico bando del alcalde de Madrid que prohibe el consumo de drogas en la vía pública.
El director de la Policía Municipal destacó que el bando es un instrumento válido para proporcionar eguridad y protección sanitaria al ciudadano, frente a los toxicómanos que se pinchan en lugares públicos y en presencia de los niños.
"Antes de la publicación del bando, los agentes municipales no podían hacer nada, a pesar de las numerosas llamadas de vecinos que rechazaban la actitud de los drogodependientes al inyectarse en plazas o parques públicos. Ahora podemos dar respuesta a esas numerosas peticiones que llegan a la centralita del 092", concluyó.
"GUINDILLAS Y MANGAS VERDES"
Por otra prte, Morales hizo un breve repaso de las relaciones entre la Policía Municipal y los ciudadanos, y de la imagen que estos últimos han tenido de los agentes durante diferentes épocas.
En 1850, al policía municipal se le llamaba "guindilla", insulto preferido de las verduleras, que tiene su origen, según los cronistas, en la funda del sable que llevaban los agentes de la autoridad, que por aquel entonces era de color rojo.
En 1876, los madrileños les conocían como los "mangas verdes", porque los poicías, según la tradición popular, casi siempre acudían tarde a los altercados y broncas que se producían, lo que motivaba que, a su llegada, los castizos les recibieran con la conocida expresión: "A buenas horas, mangas verdes".
Hacia 1924, los madrileños les llamaban los "guardias de la porra", por el popular instrumento de defensa, y, en la actualidad, los "pitufos", asociando el color azul de los personajes de la serie de televisión y del "comix" con el uniforme de los agentes.
(SERVIMEDIA)
14 Ene 1991
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