Por voluntad expresa del cardenal, será enterrado en la antigua catedral de San Isidro de Madrid, ciudad de la que fue arzobispo durante veinte años.

El cardenal había ingresado en la Clínica de Nuestra Señora de la Salud el pasado miércoles, aquejado de una grave insuficiencia respiratoria que fue agravándose hasta provocarle un coma profundo ayer, domingo. Desde etonces, los médicos que asistían al cardenal habían perdido toda esperanza de recuperación del anciano prelado.

Nada más conocerse el fallecimiento comenzaron a sucederse las reacciones, cuyos protagonistas destacaron la importancia del papel que jugó el cardenal Tarancón en la vida española. La familia del prelado agradeció a los medios de comunicación el interés y el respeto que han demostrado durante los días que ha estado hospitalizado.

Es previsible que el traslado del cadáver a Madrid se prduzca esta tarde o mañana, con el fin de proceder a su entierro en la antigua catedral de San Isidro, como era su deseo. Para organizar el traslado, una delegación del Arzobispado de Madrid se desplazó esta mañana a Valencia. Tras su fallecimiento, el cuerpo fue trasladado al depósito de cadáveres de la Clínica de la Salud.

Los funerales por el cardenal Tarancón se celebrarán mañana en Madrid. Anoche llegó a Valencia el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, acompañado de una delegación de s diócesis, para acompañar al cardenal en los últimos momentos de su vida.