Esta cinta, producida por Steven Soderberg (director de "Che el argentino"), sirvió a los abogados del cineasta para pedir hace unos meses la desestimación de la causa contra su cliente, ya que incorpora nuevos testimonios de gente que participó en el caso.

Entre ellos figuran los de la menor implicada, Samantha Geimer -hoy una mujer de 43 años con tres hijos-, hasta los de la acusación y la defensa del caso, pasando por las opiniones de amigos del director como Mia Farrow, productores de cine o periodistas que cubrieron el caso.

Polanski no ha podido volver a Estados Unidos desde que fue responsabilizado de drogar y violar a una joven de 13 años en la residencia del actor Jack Nicholson. El imputado admitió que la relación sexual había existido, pero alegó que mantenía una relación sentimental con la joven.

Su juicio, fechado en el noveno aniversario del asesinato de su esposa a manos de una secta, nunca se celebró. Consiguió salir en libertad provisional previo pago de una fianza de 2.500 dólares.

Poco después huía a Francia, país del que también posee la nacionalidad, para no volver a pisar jamás su país, ni siquiera para recoger el Oscar al mejor director por "El pianista" en 2003. Por eso, desde hace más de 30 años, la justicia norteamericana espera que Polanski pise su suelo para poder detenerlo, al no poder ejecutar una orden de extradición.

El documental trata sobre esta huida, pero además analiza con detalle el proceso judicial que en su día se siguió contra el cineasta e intenta demostrar la falta de profesionalidad durante su desarrollo.

Pone de manifiesto que este proceso estuvo más enfocado en cuestionar la moralidad de Polanski que en demostrar la autoría del delito del que se le culpó y revisa los trágicos acontecimientos que han marcado la vida del realizador.