EL CAMBIO CLIMATICO AUMENTARA 2,5 GRADOS LA TEMPERATURA EN ESPAÑA Y AGRAVARA LOS PROBLEMAS DE SEQUIA E INUNDACIONES

- El Gobierno revisará a la baja la previsión de incremento de emisiones de CO hasta el año 2000

- Un informe del Ejecutivo reconoce que el cambio climático aumentará el riesgo de plagas en España

MADRID
SERVIMEDIA

El acelerado cambio climático que está experimentando el planeta, fundamentalmente como consecuencia de las emisiones de CO2, provocará en el horizonte del año 2050 un aumento de la temperatura media en España de 2,5 grados, agravará los problemas de sequía que ya existen en el sureste del país y reducirá las precipitaciones.

El cambio climáico podría reducir la producción de cereales y extender a España algunas plagas que en la actualidad afectan al continente africano.

Estas son algunas de las previsiones contenidas en el "Informe de España a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático", documento con el que el Gobierno español cumple el compromiso que adquirió al ratificar en diciembre de 1993 la Convención sobre Cambio Climático que surgió de la "cumbre" de Río de Janeiro.

Según estas previsiones, la preipitaciones disminuirían un 10 por ciento, provocando una reducción de las disponibilidades hídricas, agravando los efectos de la sequía y conduciendo a la desertización a zonas especialmente frágiles.

Además, se produciría una modificación en la distribución direccional del oleaje que afectaría de forma especialmente grave a las Baleares y algunas zonas del levante español y aumentaría el riesgo de inundaciones, ya que si bien disminuyen las precipitaciones crece el riesgo de tormentas.

La secrearia de Estado de Medio Ambiente, Cristina Narbona, manifestó hoy, durante la presentación del informe que realizó en compañía del director general del Instituto Meteorológico, Manuel Bautista, y el secretario general de la Energía y Recursos Minerales, Alberto Lafuente, que ante estas previsiones el compromiso adquirido por los distintos estados en la "cumbre" de Río de estabilizar las emisiones de CO2 en el año 2000 a los niveles de 1990 para detener el cambio climático es insuficiente.

CO2 EN ESPAÑA Narbona dijo que cada país miembro de la Unión Europea deberá adoptar las medidas oportunas para lograr ese objetivo, ya que la Comisión Europea ha advertido que las políticas desarrolladas hasta el momento por los estados miembros no garantizan la consecución del fin marcado.

Respecto al caso español, reconoció que es necesario revisar a la baja la previsión contenida en el Plan Energético Nacional (PEN), que estimaba un incremento máximo de las emisiones de CO2 del 25 por ciento en el periodo 199 -2000.

España producía en 1991 el 7,4 por ciento del total de las emisiones de CO2 de la Unión Europea, situándose las emisiones per cápita en el 54 por ciento de la media comunitaria. El Gobierno ha utilizado estos datos para justificar el incremento de las emisiones nacionales contemplado en el PEN.

Según el secretario general de la Energía y Recursos Minerales, Alberto Lafuente, el error en la previsión de incremento de las emisiones es debido, fundamentalmente, a que no se ha cumplido la prevsión de aumento del producto interior bruto.

MEDIDAS CORRECTORAS

La secretaria de Estado de Medio Ambiente adelantó que su departamento emprenderá durante los próximos meses una serie de iniciativas para aumentar la eficiencia energética y colaborar así a la reducción de las emisiones de CO2.

Entre estas medida citó la incorporación en el anteproyecto de Ley de Ordenación de la Edificación de una vinculación explícita entre las ayudas estatales para la construcción y adquisición de viviendas y os programas de ahorro energético y fuentes alternativas.

Respecto a la ecotasa que algunos países de la Unión Europea pretenden implantar en el territorio comunitario para gravar la producción y consumo de los combustibles fósiles, Cristina Narbona declaró que el aumento del precio de combustibles como la gasolina no reduciría su consumo.

El Gobierno español ha propuesto como alternativa crear un impuesto que recaiga sobre las fuentes de energía más contaminantes, pero que sólo grave en un princpio los usos domésticos y los transportes.

(SERVIMEDIA)
03 Oct 1994
GJA