Esta situación ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a dedicar el Día Mundial de la Salud, que hoy se celebra en todo el mundo, a promover iniciativas para mejorar las condiciones sanitarias que rodean la maternidad y a promover políticas dirigidas a mejorar la salud de las madres y sus hijos.

El informe que este organismo internacional ha hecho público hoy ratifica la estrecha relación existente entre la mortalidad maternoinfantil y la pobreza, hasta el punto de que el 99% de las defunciones maternas y más del 90% de los fallecimientos de niños menores de cinco años se producen en países con rentas bajas y medias, especialmente en el Africa subsahariana y en Asia meridional.

Cinco factores acaparan el 70% de las defunciones maternas: hemorragias (24%), infecciones (15%), abortos peligrosos (13%), hipertensión arterial (12%) y parto obstruido (8%).

Los mayores peligros que acechan al recién nacido (de 0 a 28 días) están relacionados con varios problemas perinatales, como la insuficiencia ponderal y los traumatismos y la asfixia al nacer, e infecciones graves del tipo de septicemia neonatal, neumonía, meningitis y tétanos.

El informe también hace un especial hincapié en que el VIH-sida constituye una amenaza cada vez mayor para las madres y sus hijos, ya que las mujeres son más vulnerables que los hombres ante esta infección, lo que incrementa el peligro de transmisión durante la gestación.

Algunos estados del Africa meridional, como Botswana, Lesotho y Swazilandia, registran tasas de prevalencia del VIH entre gestantes de más del 30% y se ha reducido la esperanza de vida al nacer, por esta causa, hasta los 40 años.