Diputados y senadores de todos los partidos con representación parlamentaria se dieron cita en el vestíbulo de columnas de la Cámara para asistir a lo que todos consideraban un emotivo acto en recuerdo y homenaje de quien vivió y murió defendiendo la democracia.

Allí se podía ver a los líderes del PP y del PSOE, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero; al viceprsidente segundo del Gobierno, Javier Arenas; al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández Díaz; a Alfonso Guerra, a los portavoces de todos los grupos parlamentarios, y también a la familia de Lluch, cuya hija descubrió el busto en compañía de la presidenta de la Cámara, Luisa Fernanda Rudi.

Las únicas intervenciones antes de descubrir el busto fueron de la propia Rudi y del presidente de la Fundación Ernest Lluch, Luis María de Puig. Pero después, ante los medios de comunicacón, su figura fue recordada por Rodríguez Zapatero y por el presidente de los socialistas catalanes y candidato a la Generalitat, Pasqual Maragall.

El líder socialista celebró lo que considera "un justo homenaje" a quien vivió defendiendo los ideales de libertad y de democracia consagrados en la Constitución, una firmeza por la que le arrancaron la vida.

"Ejemplos como el de Ernest Lluch son los que justifican todo el esfuerzo porque la Constitución y la democracia sigan rigiendo nuestro país cad dia", dijo Rodríguez Zapatero, convencido de que su memoria permanecerá siempre entre los socialistas "y entre la gente de buena fe de nuestro país".

Maragall subrayó lo que definió como "un día agrio" por recordar el asesinato de quien fue una persona "excepcional", al que conoció en la Universidad, donde era un líder "como la copa de un pino, indiscutible", y de quien ya despuntaba su pasión por la verdad, por la ciencia, por la investigación y por la política, materias difíciles de combinar pero qe él consiguió encajar.

Sus numerosas aportaciones en diversas materias, especialmente a la Historia de lo que siempre consideró un Estado plural, hacen de él un representante "casi irrepetible" de una generación de políticos catalanes y españoles, subrayó Maragall.

En su emotiva intervención, el presidente de la Fundación Ernest Lluch enumeró todos sus logros, sus aportaciones, su legado como intelectual, subrayando de forma reiterada su apuesta por la palabra como cauce de resolución de discrepncias. Con todo el respeto a las demás víctimas de ETA, dijo, Lluch era un referente de convivencia en democracia, y por eso lo mataron.

Luis María de Puig recordó la defensa de la Constitución ejercida siempre por Lluch, también cuando quiso aportar "su grado de arena" al análisis de la situación del País Vasco. "Combatió a los violentos, y de qué manera, pero emplazó a todos al diálogo y a una solución política y democrática contra toda dominación e imposición. Por esas ideas, así de razonables, de emocráticas, de pacíficas, lo mataron".

Luisa Fernanda Rudi llamó a los políticos a mantener la ilusión y la generosidad con la que Lluch trabajó en el Parlamento para defender "justos y sin fisuras" la Constitución "frente a quienes están empeñados en negar sus indudables logros o amenazan la aplicación de los derechos y libertades reconocidos en su articulado".

Insistió en que toda violencia es "aborrecible" y no puede justificar la persecución de meta política alguna. Tanto ella como Luis Marí de Puig expresaron su deseo de que este busto contribuya a extender entre las nuevas generaciones de políticos los valores defendidos democráticos y de libertad defendidos por Lluch.

La instalación de este busto fue una iniciativa de la Mesa del Congreso, decidida en su reunión del 1 de octubre del pasado año, y el encargo se formuló al escultor madrileño Julio López Hernández, presente en el acto.