Palestina

Bustinduy pide “reaccionar” ante la “agresión indescriptible” en Gaza: “Es un precedente de lo que pasará si no nos hacemos cargo de los desafíos que implica”

- Cree que, “si aceptamos con indiferencia esta masacre y enmudecemos ante las atrocidades que sufre el pueblo palestino, estas solo se multiplicarán”

- Reitera que los actores económicos deben “asegurarse de que su actividad no contribuye a las violaciones de derechos humanos” en la Franja

MADRID
SERVIMEDIA

El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, urgió este lunes a la comunidad internacional a “reaccionar” ante la “agresión indescriptible y extraordinaria” que se está produciendo contra el pueblo palestino en Gaza y advirtió de que también “es un precedente de lo que pasará en el futuro si no nos hacemos cargo de los desafíos que implica esta situación”.

Así lo aseguró durante su intervención en la clausura del conversatorio ‘Palestina: paz y seguridad para garantizar los derechos humanos y el cumplimiento de la Agenda 2030’, organizado por su departamento en la sede de Casa Árabe y en la que recordó que el próximo día 15 en la sede de la ONU en Nueva York tendrá ocasión de “reiterar” el “llamamiento incesante” que viene haciendo el Gobierno de España a “que el mundo reaccione y defienda el derecho de todos los pueblos a vivir en paz”.

Tras “reconocer y agradecer” la “labor” del Ministerio de Asuntos Exteriores “llevando la iniciativa en esta materia”, Bustinduy denunció que “lo que estamos presenciando” en Gaza “no es solo un acto de agresión indescriptible y extraordinaria contra el pueblo palestino”. “También es un precedente de lo que pasará en el futuro si no nos hacemos cargo de los desafíos que implica esta situación”, auguró.

“Si aceptamos con indiferencia esta masacre, si enmudecemos ante las atrocidades que hoy sufre el pueblo palestino, estas solo se multiplicarán alimentándose unas a otras”, sentenció, al tiempo que confesó que “hablar de Palestina hoy es difícil”.

En este punto, admitió que la “violencia” que uno de los ejércitos “más sofisticados del planeta”, en referencia al de Israel, “desencadena con total impunidad contra civiles de manera cotidiana desde hace meses”, junto a la “devastación sistemática de una población indefensa” o el “nivel de degradación política, legal, moral que se ha alcanzado al cometer estas atrocidades” es “de una magnitud que es ensordecedora”.

"UNA MAGNITUD QUE HACE ENMUDECER"

“Una magnitud que hace enmudecer”, agregó, al tiempo que afirmó que, “frente a la inmensidad de esta barbarie, pareciera que las palabras, también las de denuncia e indignación, casi que perdieran su sentido, como si el lenguaje fuera una herramienta inútil”. “Es que pareciera que estamos perdiendo incluso la capacidad de la hipocresía, que incluso la prédica ha dejado de funcionar”, apostilló, para, a continuación, “reivindicar que no es así y que es importante en sí mismo seguir nombrando y seguir hablando”, convencido de que “el lenguaje es el único medio del que dispone una política democrática”.

“Es esencial que no perdamos la capacidad de ponerle nombre a lo que está sucediendo y, por supuesto, quienes ocupamos cualquier posición de responsabilidad tenemos la responsabilidad y el mandato de hacer que esas palabras signifiquen algo y sirvan para algo”, prosiguió, sabedor de la importancia de “seguir hablando de Palestina y que lo hagamos utilizando las palabras adecuadas”.

A este respecto, juzgó “necesario señalar cuantas veces haga falta” que lo que sucede en Gaza “no es una catástrofe, no es el resultado de una maldición, no es un incidente desafortunado, no es una operación sencillamente para disciplinar a la población palestina y, desde luego, no es nada que se asemeje lo más mínimo a una intervención en defensa propia”.

“Lo que contemplamos desde hace meses en Palestina es un genocidio, son crímenes de guerra, son crímenes contra la humanidad”, insistió, para defender que “las palabras importan” y que estas son, precisamente, “las palabras que han adoptado la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y la causa abierta en la Corte Internacional de Justicia”.

LAS PALABRAS IMPORTAN

Para Bustinduy, “las palabras importan porque implican y acarrean consecuencias” y los responsables de lo que está sucediendo al pueblo palestino “deben rendir cuentas ante un tribunal internacional”.

“Por eso la decisión del Gobierno de Sudáfrica, por eso su participación en la Corte Internacional de Justicia para investigar y detener el genocidio en curso no es solo un paso valiente y necesario, es ponerle las palabras justas a lo que está sucediendo y hacer que esas palabras signifiquen algo”, incidió, para reconocer “una vez más y las veces que haga falta” la “inmensa valentía y dignidad” que, a su entender, “encierra ese gesto”, que fue “ratificado recientemente” por el Gobierno al sumarse a la iniciativa ante la Corte Internacional de Justicia.

En paralelo, reivindicó también la “importancia” de que España “haya reconocido por fin al Estado de Palestina” para expresar su “compromiso” con la “libre autodeterminación del pueblo palestino”, si bien se trata de una decisión que, dijo, “ahora hay que llenar de contenido y de coherencia”.

En relación al proceso en curso en la Corte Internacional de Justicia, puntualizó que la acusación “identifica, metódicamente y con precisión y rigor”, cuál ha sido el lenguaje empleado por miembros del ejército, del Gobierno y del Parlamento israelí como “evidencia” de las “intenciones genocidas” en este conflicto “llamando, por ejemplo, reiteradamente a masacrar a la población civil inocente”.

EL LENGUAJE

“Esto nos da una medida de hasta qué punto las palabras y el lenguaje importan; cómo puede ser una herramienta puesta al servicio de la construcción de paz, pero también una herramienta y una maquinaria de exterminio”, alertó, al tiempo que hizo hincapié en que la construcción de paz, la garantía de que existen instituciones firmes y una justicia que sea igual para todos es “exactamente lo que nos exige el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 16” de la Agenda 2030.

Sus metas, explicó, incluyen “reducir todas las formas de violencia en el mundo, combatir el tráfico ilegal de armas, fortalecer la participación de todos los países en el desarrollo de la gobernanza mundial y prevenir y combatir todas las violaciones de derechos humanos”.

“Este es un mandato que implica a todos los actores y, sí, también a los actores económicos”, señaló, para insistir en la “obligación” que tienen “todos los actores económicos” de “tomar las medidas que sean necesarias” para “asegurarse” de que su actividad “no contribuye directa o indirectamente, explícita o implícitamente”, a las “violaciones de derechos humanos que se están dando en los territorios palestinos ocupados incluyendo la Franja de Gaza”, tal y como subrayó por carta a las compañías españolas que operan en dicho territorio.

En este sentido, estimó que su “postura responde a consideraciones legales, pero también a una ética elemental”, como es el hecho de que “todos debemos, en la medida de nuestras capacidades, hacer lo que esté en nuestra mano por detener esta atrocidad insoportable” que, precisó, “nos va a perseguir durante generaciones”.

TIEMPOS DE OSCURIDAD

“Y es una medida de la oscuridad de los tiempos en que vivimos que este principio pueda ser objeto de polémica o de desacuerdo”, criticó, en referencia a la reacción que provocó su misiva, para, acto seguido, lamentar que “la sensación de que defender unos mínimos de decencia y de humanidad resulte una posición provocadora es algo desgraciadamente cada vez más común”. “Sucede con lo que está pasando en Palestina y sucede también con la Agenda 2030”, abundó, para recordar que la agenda representa “un compromiso” que tiene por objetivo “dotar a esta época, convulsa y demasiado frecuentemente terrible”, de “un horizonte de libertad, de justicia y de igualdad”.

“Vivir en paz; no temer a la guerra, al hambre ni a la enfermedad; respirar aire limpio; proteger la educación y la protección de la salud de manera universal; más igualdad entre hombres y mujeres y menos desigualdad entre clases sociales; habitar ciudades y entornos saludables; asumir que, ante un presente marcado por la pobreza, la precariedad, la violencia y las crisis climáticas, la tarea de la política no puede ser negar la realidad ni aplastarla, sino garantizar justicia y bienestar para todos”, resumió, para avanzar que, el próximo día 15, tendrá el “honor” de “defender” los compromisos que “expresa” la Agenda 2030 ante la sede de la ONU en Nueva York durante el tercer Examen Nacional Voluntario que España va a realizar para “rendir cuentas sobre nuestros avances” en la consecución de sus objetivos.

En este contexto, Bustinduy pidió “no olvidar” que, “pese a todo, somos una inmensa mayoría quienes no aceptamos la negación y la brutalidad como el desenlace inevitable de estos tiempos, que somos una enorme mayoría quienes queremos otra cosa, quienes queremos otro mundo, un mundo regido por los principios de libertad, justicia e igualdad”.

“Por eso hoy, una vez más, ante el auge de las fuerzas negacionistas, xenófobas, racistas que abrazan esos principios de jerarquía, de violencia y de impunidad, quiero reafirmar, una vez más, nuestro compromiso con un mundo en paz, con un mundo con justicia y, por tanto, con la autodeterminación del pueblo palestino y con su derecho a vivir con libertad e igualdad”, resolvió.

(SERVIMEDIA)
01 Jul 2024
MJR/clc