BNEDICTO ALFARO, ENTRE LAS VICTIMAS QUE DEJO EL BROKER EGEA, QUIEN SE SUICIDO EN EL SOTO DE LA MORALEJA, SEGUN TRIBUNA
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El empresario Benedicto Alfaro, dueño de la cadena de supermercados que lleva su apellido, es una de las víctimas que dejó Baltasar Egea García, el "broker" que se suicidó el pasado 4 de mayo en el Soto de la Moraleja, en Madrid, y que se autoinculpó de una estafa de 5.000 millones de pesetas, según publica la revista Tribuna.
De acuerdo on esta revista, el día que Egea se suicidó, tras acabar con la vida de su mujer y su único hijo, tenía una cita con los abogados Tomás Pelayo Ros y Santiago Gastón de Iriarte, representantes de una empresa madrileña víctima de su estafa, y con Jesús Fernández Miranda, por parte de Alfaro.
Tribuna señala que los tres pretendían pedir explicaciones a Egea por unas letras falsificadas que había colocado entre distintos clientes, probablemente acreedores del "broker" a quienes pretendió acallar haciéndols creer que recuperarían su dinero, pero el asesor financiero nunca llegó a la cita, con lo que quedó sin resolver el problema financiero que generó.
Según Tribuna, Baltasar Egea entró en contacto con Benedicto Alfaro cuando ya era un destacado hombre de negocios, con mesa fija en el restaurante Club 31, en Madrid, donde comía a diario con conocidos banqueros y empresarios, y desde entonces, Egea mantuvo una relación mercantil con el grupo Alfaro en calidad de intermediario financiero.
La revistaasegura que entre Egea y Alfaro no hubo nunca ningún problema hasta que el pasado 28 de abril, Benedicto Alfaro y su hija, Carmen, tuvieron conocimiento de la existencia de terceras personas que decían poseer letras de cambio libradas por el grupo Alfaro bajo la firma de su administradora, Carmen Alfaro, y aceptadas por Benedicto Alfaro, por un importe de 350 millones y con vencimiento el 11 de mayo pasado.
De acuerdo con Tribuna, dos días después Benedicto Alfaro y su hija mantuvieron una reunión conlos abogados Pelayo Ros y Gastón de Iriarte, que actuaban en representación de las personas que tenían en su poder las citadas letras de cambio y en las que, según esta revista, "las firmas habían sido burdamente falsificadas".
En esa reunión, Benedicto Alfaro se enteró de que los citados efectos habían sido repartidos entre distintos clientes por Baltasar Egea, en el que días antes Alfaro había depositado 75 millones de pesetas para una operación financiera. Según Tribuna, los últimos movimientos de gea fueron seguidos desde el pasado 28 de abril hasta el día de su muerte por detectives privados contratados por Alfaro ante el temor de que el asesor financiero huyera al extranjero.
Tras conocer la muerte del "broker", Alfaro y su hija denunciaron los hechos ante la jueza de Alcobendas que investiga el caso. Benedicto Alfaro relató a la jueza que mantuvo dos reuniones, una con Pedro Navarro, gerente de CAB, y otra con Juan Luis Aguirre y Oliverio Rato, presidente y accionista de TIVSA, que decían qe tenían efectos librados y aceptados en la misma forma y con idéntico vencimiento por valor de 1.200 millones.
Según Tribuna, un portavoz de la sociedad de valores CAB, con la que operaba Egea desde hacía dos años, aseguró que esta sociedad no ha presentado ninguna letra al cobro a Alfaro.
El grupo Alfaro es una de las víctimas que Baltasar Egea dejó por todo el país después de suicidarse, entre las que figuran también varias empresas de Madrid que no quieren salir a la luz, la sociedad CAB, clintes de TIVSA (Técnicos de Inversiones y Valores), y trescientos pequeños inversores de Vitoria que entregaron a Egea unos 2.500 millones de pesetas.
(SERVIMEDIA)
08 Jun 1993
NLV