BLANCO ACUSA AL PP DE GENERAR "DIVISION" Y "DESAGREGACION SOCIAL" EN SUS OCHO AÑOS DE GOBIERNO
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El secretario de Organización del Partido Socialista, José Blanco, acusó hoy al Partido Popular de haber promovido "la aparición de un nuevo macarthismo" con las decisiones adoptadas durante sus ocho años de Gobierno, ya que han surgido "graves y preocupantes fenómenos de división y de desagregación social" desde 1996.
Durante una conferencia en el Club Siglo XXI, Blanco afirmó que el Partido Socialista se ha encontrado con unos "niveles inaceptables" de precariedad laboral y de desintegración social cuando ha llegado al Ejecutivo tras las elecciones generales de marzo de 2004.
"Se ha roto mucho tejido de convivencia y de integración social y ahora toca tejerlo de nuevo, si es posible con unmaterial más fuerte que lo haga más resistente en el futuro", dijo. "Estamos persuadidos de que una sociedad integrada, en la que se sumen todas las capacidades y que permita a todos sus componentes una vida digna y libre, es la única que está en condiciones de ser eficiente en el nuevo siglo".
Blanco afirmó que atribuir la victoria electoral de Rodríguez Zapatero a los atentados del 11-M supone a estas alturas un atentado "contra la racionalidad política" o "contra la racionalidad, a secas".
Defendió que el presidente del Gobierno ha demostrado en los últimos años ser "la persona ideal" para dirigir el país porque actuaba "con el rigor y la prudencia de quien está en el gobierno" cuando estaba en la oposición y trabaja en el Gobierno "con el entusiasmo y la sensibilidad de quien está en la oposición".
UNA IDEA DE ESPAÑA
El secretario de Organización del PSOE reiteró que su partido está en contra de una modificación del modelo de Estado que establece la Constitución española y advirtió de que entrar en ese debate supondría "un derroche de tiempo histórico y de energía colectiva". "No hay motivo para ello", apostilló.
Blanco aseveró que el modelo territorial basado en el sistema autonómico "ha demostrado su eficacia para garantizar la convivencia, la cohesión y la diversidad", por lo que "no está sometido a revisión en este momento" ni el PSOE quiere que lo esté en el futuro.
Dicho esto, reprochó al Partido Popular que exija continuamente al PSOE que explique su idea de España y, sobre todo, criticó que lo haga "con el tono airado de quien le pide la documentación a un sospechoso".
"Nuestra idea de España está plasmada por escrito en un texto que se llama Constitución Española; concretamente, en su artículo 2º y en su Título VIII. A veces sentimos la tentación de añadir: esa Constitución que nosotros votamos y ustedes no, aunque más tarde la hayan abrazado con tanta fuerza que han parecido querer quedársela sólo para ustedes", sentenció.
Blanco prometió que el PSOE no piensa impulsar la reforma del modelo de Estado ni tampoco una "reforma generalizada" de los estatutos de autonomía, ya que considera que hay muchas comunidades que no tienen esa necesidad.
Asimismo, resaltó que las modificaciones estatutarias exigirán "el consenso como método de trabajo y la Constitución como marco". Según dijo, estas condiciones deben aplicarse especialmente al proyecto soberanista de Juan José Ibarretxe.
El "número dos" del PSOE rechazó el proyecto soberanista del "lehendakari" porque no sólo viola la Constitución sino que "la ignora" y está redactado "con el deliberado propósito de simular que no existe un marco constitucional al que debe ajustarse cualquier norma jurídica".
DIFERENCIAS CON LA IGLESIA
Por último, defendió las reformas legislativas de carácter social puestas en marcha por el Gobierno pese a que ello ha supuesto "alguna polémica con la jerarquía eclesiástica". Para que no hubiera dudas, Blanco garantizó que el PSOE va a "mantener" y "cumplir" los acuerdos con la Iglesia.
Además, anunció que el Gobierno está dispuesto a "tenderle la mano para dialogar y encontrar nuevos campos de cooperación" si bien rechazó que la Conferencia Episcopal pretenda condicionar algunas de las iniciativas legislativas.
Recordó que las fuentes del ordenamiento jurídico son "la ley, la costumbre y los principios generales del derecho", lo que "excluye a cualquier doctrina religiosa o de otra índole como fuente inspiradora del ordenamiento jurídico".
"No se puede exigir que las normas jurídicas, que a todos obligan, vengan dictadas por principios religiosos que sólo vinculan a quienes los profesan. La Iglesia Católica está en su derecho de pedir a sus fieles que renuncien al uso del preservativo, aunque quizá debería pensar por qué ese tipo de recomendaciones antediluvianas producen un efecto nulo en los hábitos de la población", concluyó.
(SERVIMEDIA)
24 Ene 2005
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