En su informe de seguimiento mundial 2009, estas dos entidades prácticamente descartaron que se cumplan los objetivos relacionados con el hambre, la mortalidad infantil y materna, la educación y el avance de la lucha contra el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades importantes.

El Banco Mundial y el FMI consideran que el primer objetivo (reducir la pobreza extrema a la mitad en 2015 respecto de los niveles de 1990) está rodeado de riesgos según las proyecciones actuales.

En este sentido, indican que este año se duplicará la pobreza extrema en los países en desarrollo y es probable que esta proporción sea aún mayor en los países de bajos ingresos y los de África subsaharianos.

Además, vaticinan que entre 55 millones y 90 millones de personas más caerán en la pobreza extrema este año debido a la recesión mundial y que se superarán los 1.000 millones de personas que padecen hambre crónica, lo que echará por tierra los progresos obtenidos en la lucha contra la malnutrición e imprimirá una especial urgencia a la necesidad de invertir en agricultura.

El subdirector gerente del FMI, John Lipsky, afirmó que "con la recesión que sufren simultáneamente las regiones más importantes, la probabilidad de que la recuperación sea dolorosamente lenta en muchos países es muy real, de modo que el combate contra la pobreza se torna más difícil".

El Banco Mundial y el FMI prevén que la crisis afectará a todos los países en desarrollo en los próximos dos años, por la contracción de los volúmenes de exportación, la disminución de los precios, la desaceleración de la demanda interna, el descenso de las remesas y la inversión extranjera, el menor acceso al financiamiento y el retroceso de los ingresos.

Según las nuevas proyecciones del FMI, el crecimiento de los países en desarrollo se reducirá de un promedio del 8,1% en 20007 hasta el 1,6% en este año.

El Informe sobre seguimiento mundial advierte de que, si bien la crisis exige prestar especial atención a los programas de protección social para las personas pobres y vulnerables, también es necesario acelerar los progresos hacia los objetivos de desarrollo humano, particularmente los vinculados a la salud.