BALANCES 1992: PARTIDOS POLITICOS =================================
- ¿Pactos con el PSOE?, la gran incógnita del "pulso" Pujol-Roca.
- 10 de enero: Dimite el ex ministro de Sanidad, Julián García Valverde, por su implicación en el "caso Renfe"
- 22 a 24 de mayo: III Asamblea Federa de Izquierda Unida, que marca el comienzo de la división entre el PCE de Anguita y el resto de la coalición.
- 18 de noviembre: El secretario del juez Marino Barbero registra la sede del PSOE.
- 5, 6 Y 7 de diciembre: V Congreso Nacional del CDS, que no fue "acta de defunción", como algunos centristas pedían.
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(Por Gabriel Sanz)
Felipe González encaró enero de este año probablemente convencido de que la Expo y Los Juegos Olímpicos serían el broche de oro de la década socialista, "el período de la historia en que la izquierda española ha concentrado mayor poder en sus manos", como repite una y otra vez el dirigente de Izquierda Unida (IU) Nicolás Sartorius.
Inmejorable escenario para afrontar un cuarto mandato y, llegada la hora del relevo, dejar el Ejecutivo en manos d un sucesor que habría dispuesto de una elevada renta política con la que hacer frente a la "travesía del desierto" de la popularidad.
Sin embargo, el afloramiento de sucesivos casos de corrupción que minan el discurso de la honradez, y un empeoramiento de la crisis económica, todo a un tiempo, han hecho olvidar pronto ambas efemérides.
Por si fuera poco, las tensiones monetarias de octubre, que culminaron con dos devaluaciones consecutivas, evidencian la fragilidad del proyecto europeo y ahondancon ello el "desnorte" socialista, según reconocen incluso algunos dirigentes del partido gobernante.
Creen que ese parón de la CE es lo que más preocupa al presidente, seguido de la suspensión de pagos de KIO-España (símbolo de la transición económica de los 80) y muy por encima de las trifulcas internas entre "guerristas" y "renovadores".
Los éxitos electorales pasados, dicen, lo fueron por transmitir ilusión a la ciudadanía. Primero, "Por el cambio" (lema de 1982) en clave española y, a partirde ahí, identificación de progreso con Europa: "Por el buen camino" (1986) y "España en Progreso" (1989).
Pero, ¿cómo proseguir con el previsto mensaje alusivo a la Europa unida de 1997, cuando todos los días los noticieros hablan de las dificultades que tiene el Tratado de Maastricht para salir adelante en los Parlamentos de los Doce?
"NO CONTROLAMOS NUESTRA CASA"
Hasta enero de este año, la imagen de la corrupción iba ligada a los escándalos protagonizados por Juan Guerra, hermano del vicesecetario general del PSOE, y siempre estuvo "amortiguada" por dos hechos: se circunscribía a Andalucía y surgía a la vez que esporádicos asuntos paralelos del PP (Naseiro, Hormaechea, entre otros).
La aparición de "casos" en cascada en todo el Estado (en enero, dimitió García Valverde por el "caso Renfe", en verano surge el "caso Ollero" y por último, el "caso Filesa", con la imagen traumática para muchos socialistas, del secretario judicial del magistrado Marino Barbero registrando la sede del PSOE), hn venido a crear una grave sensación de desgobierno; "de que no controlamos la situación en nuestra casa", como apostillan los "renovadores".
Además, las diferencias entre ellos y los "guerristas", soterradas durante años, han comenzado a hacerse patentes, a pesar de que Alfonso Guerra quedó exonerado de culpa en el sumario por el uso del despacho en la Delegación del Gobierno de Andalucía, que su hermano hizo durante años.
Ahora se constatan dos mensajes diferentes con un común denominador: la peocupación por problemas internos y no ciudadanos, "algo que penaliza siempre el electorado", coinciden ambas partes.
El "número dos" del PSOE culpa a ciertos medios de comunicación y a la derecha "irresponsable" del "desprestigio de la democracia", mientras que los "renovadores" piden regeneración con más o menos énfasis: Serra encabezando la "lucha contra la corrupción" y Solchaga, enfrentado desde hace años a Guerra y yendo un paso más allá con su limpieza "caiga quien caiga".
Así las cosas, ls socialistas, aunque en público dicen luchar por una nueva mayoría absoluta, en privado reconocen que no la obtendrán, y cuentan con un candidato, Felipe González, que ha aceptado finalmente serlo por cuarta vez, no sin dejar ante la opinión pública una sensación de que lo es "a la fuerza" y después de una operación sucesoria (Serra, Javier Solana o Manuel Chaves) instigada por él y abortada por el "aparato" de Ferraz.
"No me pidais que tire de un carro en el que no creo, compañeros, porque no sirvo.Lo haría rematadamente mal", dijo un enigmático Felipe González a los 30.000 militantes que se congregaron en Las Ventas el pasado 25 de octubre, en el décimo aniversario de la victoria socialista, para escucharle decir "seré candidato", a secas.
"NO" A IZQUIERDA UNIDA
No pocos analistas interpretan aquel mensaje como un "no" a Izquierda Unida y a quienes, desde dentro del partido, lease el sector "guerrista", son partidarios de un giro a la izquierda del PSOE y de pactar, cuando llegue el día, con a coalición que dirige Julio Anguita antes que con los nacionalistas de PNV y CiU.
Para los "guerristas", un pacto con IU, además de garantizar de hecho una mejora de las relaciones con los sindicatos, garantiza estabilidad en otras autonomías y ayuntamientos, sobre la base, que dan por segura, de que IU es el gran beneficiado de la caída de voto socialista.
Ese acuerdo choca, por un lado, con la trayectoria del Gobierno en los últimos seis años -progresivo alejamiento de los sindicatos por la "drechización" de los postulados económicos- y por otro, con Anguita y el sector mayoritario en IU, que dicen "con González y Solchaga, nada".
Sin embargo, no está dicha la última palabra, puesto que durante 1992 ha quedado de manifiesto que Anguita es mayoría en IU, pero sólo en una proporción de 65 a 35, y con una oposición interna agrupada en torno a la corriente "Nueva Izquierda" (NI), que lideran Nicolás Sartorius, Pablo Castellano y Cristina Almeida.
Los responsables de NI, en su enfrentamieno con el sector oficial (PCE, fundamentalmente) por el control de la coalición, visible desde la III Asamblea Federal celebrada en mayo, ya se han declarado favorables a pactar con el PSOE, si con ello se impide el acceso al poder del PP.
Critican al PSOE, pero recelan de que Anguita diga que esa formación y la que preside José María Aznar son iguales, "porque ni por cultura ni por historia lo son".
Aznar, por su parte, se prepara para una eventual mayor caída de voto del PSOE (las encuestas de dciembre otorgan, de media, 155 escaños a los socialistas y 130 al PP). Por eso, su oferta de "manos abiertas" al PNV y CiU, sin cuyo concurso en un gobierno de coalición sabe que no llegará a corto plazo a La Moncloa.
El líder conservador ha logrado pacificar el partido e imponer cierta autoridad, como en el "caso de la construcción" de Burgos. Ahora, repite una y otra vez que "el cambio es imparable" y recalca a los suyos que lo que importa de las encuestas no es la "fotografía" electoral del momento sino la tendencia al alza que indican.
ROCA, EL ETERNO "MINISTRABLE"
Entretanto, los dos líderes de Convergència i Unió (CiU), Jordi Pujol y Miquel Roca, viven en estos días los efectos de una crisis larvada, gran parte de la cual viene motivada por la política de pactos a seguir.
A Roca, antiguo compañero de despacho de Narcis Serra, siempre se le ha dado por "ministrable" en un gobierno socialista y es precisamente ese "entreguismo a cambio de nada" lo que no soporta Pujol, cuyo papel es dejrse querer por el mejor postor, PSOE o PP, según dicen los "pujolistas".
Tras la escenografía de la vuelta o no de Miquel Roca a la secretaría general de Convergència Democrática de Catalunya (CDC), socio mayoritario de CiU, se esconden viejas afrentas entre los dos políticos catalanes, que trascienden de los político a lo personal, según reconocen los dos sectores.
Por su parte, el CDS se debate entre la supervivencia y la desaparición, con tendencia a esto último, a tenor de los últimos sondeos que le pronostican el despido del arco parlamentario.
El CDS celebró en este mes de diciembre su V Congreso Nacional, una vez más sin la presencia del fundador del partido, Adolfo Suárez, y con la consigna de unidad interna para hacer frente a la crisis que arrastra desde las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 1991.
FECHAS CLAVE
- 10 de enero: Dimite el ex ministro de Sanidad, Julián García Valverde, por su implicación en el "caso Renfe"
- 22 a 24 de mayo: III Asamblea Federa de Izquierda Unida, que marca el comienzo de la división entre el PCE de Anguita y el resto de la coalición.
- 18 de noviembre: El secretario del juez Marino Barbero registra la sede del PSOE.
- 5, 6 Y 7 de diciembre: V Congreso Nacional del CDS, que no fue "acta de defunción", como algunos centristas pedían.
(SERVIMEDIA)
18 Dic 1992
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