"Haremos, pues, una política teatral, en la que los poderes públicos fomenten la conservación del patrimonio y favorezcan la creación, sin que ello suponga ni la intrvención de los cargos políticos ni forma alguna de tutela ideológica estética. Lo diré con claridad: quiero quitar poder a los políticos y los burócratas para dárselo al público. En el teatro, el poder es el público", añadió.

El líder del PP insistió en su compromiso de establecer una política teatral abierta a todos, contraria al dirigismo y al intervencionismo y en la que no tengan lugar los intereses partidistas. Para lograr estos objetivos, propuso que las administraciones no se gasten en ellas msmas el dinero destinado al teatro y que no pongan trabas a las iniciativas de los creadores.

Agregó que las dificultades del teatro no son sólo presupuestarias y achacó parte de estos problemas a la política desarrollada por el Gobierno socialista.

"Durante doce años", prosiguió, "los socialistas han impedido tenazmente que en España haya una Ley de Mecenazgo, y sólo cuando han perdido la mayoría absoluta y ya no lo pueden evitar, se ha aprobado una ley ridícula y cicatera, que no va a servir, ya las pruebas me remito, para estimular la generosidad privada".

El líder de la oposición defendió una actuación decidida en favor del teatro, al considerar imprescindible que la Administración vele por la preservación y el fomento de los valores culturales "que nos permiten vivir con libertad, con dignidad, con ambición y con decencia".

"En una sociedad libre se debe disponer de espacios que permitan la creación, producción y exhibición de espectáculos teatrales sin depender del visto bueno de ls responsables políticos", concluyó.