Esta medida, que fue propuesta por el ayuntamiento a los vecinos en el encuentro del pasado martes y que fue rechazada, supone en la práctica eliminar los parquímetros para el 30% de las plazas de aparcamiento de estos barrios y dejar sólo las de residentes (plazas verdes), que son el 70% restante.

Con esta decisión unilateral adoptada por el consistorio, que estará operativa en el plazo de una semana, unas 460 plazas de Carabanchel que ahora están pintadas de azul pasarán a ser blancas y lo mismo ocurrirá con cerca de 340 plazas del barrio de Fuencarral y casi 190 de Hortaleza.

Gallardón explicó que esta medida ha sido tomada por la Junta de Gobierno "desde la reflexión y la convicción" de que es "la mejor para los vecinos" y de que "no puede ser sólo una moneda de cambio en la negociación" y que no se aplique porque no haya sido aceptada por los vecinos.

El alcalde, que mostró su esperanza en que las asociaciones de vecinos acaben reconociendo la bondad del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) como la mayoría de los madrileños, señaló que esta decisión no supone ceder a las presiones de los vecinos y la repercusión mediática que está teniendo, sino que "es una reafirmación de las ventajas del sistema".

Señaló que tampoco significa que la extensión de los parquímetros a Fuencarral, Hortaleza y Carabanchel como se hizo inicialmente fuera un error, sino que "lo que ahora hacemos lo mejora sustancialmente".

TRATO DIFERENTE

Sobre si esta medida no supone una diferencia de trato con relación a otros barrios donde se mantienen las plazas azules,Gallardón dijo que las plazas reservadas a visitantes se retiran en estos cascos históricos porque en ellos no hay problemas de aparcamiento para los visitantes, como los propios vecinos habían manifestado, mientras que "en el resto de la ciudad los visitantes sí tienen un problema cierto de aparcamiento".

Gallardón explicó que el pasado martes no fue posible el acuerdo con las asociaciones de vecinos antiparquímetros porque plantearon que el punto de inicio de la negociación era la retirada de los parquímetros, lo que perjudicaría a los residentes. Agregó que, pese a ello, el ayuntamiento sigue "en permanente disposición al diálogo y plenamente dispuestos a seguir intentando convencerles de que el sistema es bueno" porque mejora el aparcamiento a los residentes.

El alcalde habló también sobre la posible ampliación del SER a otros barrios de la capital, y dijo que, aunque por el momento no está previsto hacerlo, cualquier ampliación futura de las zonas de parquímetros, se haría porque los vecinos lo solicitasen y "siempre de acuerdo" con ellos.

Gallardón y el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, que también intervino en la rueda de prensa, calificaron de "reprobable" que se estén rompiendo los parquímetros, y aseguraron que los parquímetros rotos se están reponiendo al ritmo que permite la empresa suministradora de los aparatos.

Calvo indicó que todavía hay un índice de vandalización importante con relación a los parquímetros, y aprovechó para hacer una llamada a través de las asociaciones de vecinos para que se ponga fin a esos actos vandálicos.