Sin embargo, mientras que hay ciento de papeleras para tirar papeles y otros objetos, la ordenanza no prevé la colocación de ceniceros callejeros para los fumadores.

Según publica el rotativo mallorquín "El Día de El Mundo", que tuvo acceso al contenido de la nueva regulación municipal, a partir del mes de junio, escupir, tirar una colilla o arrojar un papel en una calle de Palma podría conllevar una multa de hasta 300 euros.

También habrá sanciones de distintas cuantía para los "grafiteros", quienes arrojen agua cuando riegan maceas u oreen las alfombras desde el balcón o ventana y quienes tengan por costumbre lavar su coche en la vía pública.

Sin embargo, según reconocieron a Servimedia fuentes municipales, en la nueva ordenanza no está previsto, de momento, qué hacer con los viandantes que fumen y que no tendrán alternativa posible para, una vez consumido, deshacerse del cigarrillo en un lugar que no sea la propia calle y, por tanto, sin correr el potencial riesgo de ser denunciado.

De vigilar a los ciudadanos incumplidres con la ordenanza se ocuparán tanto los agentes de la Policía Local como los controladores medioambientales de la empresa municipal de limpieza EMAYA.

De no adoptarse una solución al problema que plantea la nueva ordenanza para los fumadores que paseen por la calle, el problema podría ser otro: muchos optarían por deshacerse de la colilla depositándola en una papelera antes que correr el riesgo de ser sancionado por hacerlo en la calle, pero ello podría producir el incendio del contenedor, reconociron otras fuentes consultadas en el municipio mallorquín.