Además, el tribunal ha condenado a los cuatro al pago de una indemnización de 20 millones de pesetas a los herederos de la víctima.

En una sentencia hecha pública hoy, la Audiencia considera probado que en los primeros meses de 1984 los trs primeros etarras, integrantes del 'comando Iharra' recibieron de Zabarte Arregui una información sobre José Ampero Quiles, un marmolista vecino de la localidad guipuzcoana de Escoriaza, a quien consideraban confidente de la policía, por lo que acordaron asesinarle.

Tras obtener la autorización de la dirección de ETA en Francia, se reunieron los tres primeros en el domicilio de Aguirre Aguiriano el 24 de mayo de ese año para preparar el plan y tras recoger cuatro pistolas y una metralleta, se dirigieon en el vehículo de Aguirre a la localidad guipuzcoana de Arechavaleta.

Allí, Martín Robles y Letona Viteri robaron un vehículo a punta de pistola, en el que, tras recoger a Aguirre, fueron a Escoriaza, donde se quedaron apostados en las puertas del bar que solía frecuentar el marmolista.

Cuando éste salió del bar y se metió en su coche, Letona Viteri y Martín Robles le dispararon 18 tiros con la pistola y la metralleta que llevaban, causándole la muerte en el acto. Tras el atentado huyeron, escndiendo las armas en el domicilio de Aguirre, donde días más tarde la policía intervino la metralleta.

Por otra parte, el mismo tribunal ha condenado también en una sentencia difundida hoy a un total de 18 años de prisión a los etarras Inmaculada Pacho Martín y Fernando del Olmo Vega, como autores de un delito de atentado en grado de tentativa.

Según el fallo, los dos terroristas colocaron el 18 de abril de 1989 en los bajos del vehículo de un policía nacional de Bilbao un artefacto explosivo contres kilos de amonal, preparado para que hiciera explosión al poner en funcionamiento el coche.

Sin embargo, cuando el policía Jesús Palacios, que residía en el barrio de Begoña de Bilbao, se dispuso a arrancar su vehículo observó la presencia del artefacto bajo la zona del conductor, avisando de inmediato al equipo de desactivación de explosivos, que consiguió neutralizarlo sin que se produjeran daños.